Cuando nació Leandra Becerra Lumbreras, el polvo aún no se había asentado en la Guerra Civil, Teddy Roosevelt era un vaquero poco conocido en las Dakotas, y nadie había oído hablar de la radio, el baloncesto o el avión.
Dwight Eisenhower, Amelia Earhart, Babe Ruth y Adolph Hitler ni siquiera estaban vivos cuando Lumbreras llegó el 31 de agosto de 1887, en un pequeño pueblo mexicano.
Sin embargo, a través de la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, la Revolución Mexicana, la Guerra Fría y la era de Internet, Lumbreras ha sobrevivido – llegando a la madura edad de 127 para convertirse extraoficialmente en la persona más anciana que ha vivido nunca, dice su familia.
Aunque su acta de nacimiento fue destruida hace unos 40 años, parientes de Lumbreras dicen que su fecha de nacimiento se ha documentado y certificado por jueces tras una investigación llevada a cabo por el estado mexicano de Tamaulipas.
Se dice que ella puede recitar vívidamente cuentos de sus aventuras en los días como líder de la «Adelitas», un grupo de mujeres soldados que lucharon con los rebeldes en la Revolución Mexicana – una sangrienta lucha de 10 años que comenzó en 1910, cuando tenía 23.
Ella puede recordar episodios, como ocultarse con sus hijos en las cuevas de los soldados que trataban de obligar a la gente a entrar en el ejército gubernamental.
Ella incluso tiene un viejo rifle que le fue dado a ella por un líder revolucionario apuesto llamado Margarito Maldonado, quien fue uno de los grandes amores de su vida.
«Ella está totalmente lúcida. Ella te cautiva con sus historias de la revolución «, dijo su nieta Miriam Alvear de 43 años de edad al periódico Mexicano El Horizonte.
«Ella siempre fue una mujer que luchó.»
Hoy la costurera retirada vive en la ciudad de Zapopan. Tuvo cinco hijos, los cuales ya han fallecido. El último murió en 2013 a la edad de 90.
Lumbreras también tiene 20 nietos, 73 bisnietos y 55 tatara-tataranietos.
A ella le gusta comer alimentos como el chocolate, frijoles, tortillas y leche. A pesar de su edad, y su tendencia a dormir durante tres días seguidos, tiene sorprendentemente una buena salud.
«Ella siempre ha tenido buen diente», dijo Celia Hernández, su nieta.
A pesar de la afirmación de la familia, el Libro de los Récords Guinness se ha negado a reconocer a Lumbreras como la persona más vieja del mundo a causa de que falta el acta de nacimiento, que perdió mientras se mudaba.
