Icono del sitio Dios Es Bueno

¿Cómo confiar en Dios?

Pon tu confianza en Dios.

A continuación, te invito a confiar en Dios y a no tanto en ti mismo, si de verdad quieres tener éxito en la vida. (Sigue leyendo)

Uno de los «valores» más vendidos en estos tiempos modernos es la confianza en uno mismo. Este valor, supuestamente imprescindible para lograr lo que quieres en la vida, es también conocido como «autoestima».

La autoestima es algo que nos venden día a día. Es la idea de que debemos tener un alto concepto de nosotros mismos si queremos llegar a ser exitosos. Pero esto no es todo, algo mucho peor es que, si no logras tener éxito es porque tienes la «autoestima demasiado baja», lo que automáticamente te descalifica del equipo de los triunfadores.

No obstante, para los que creemos en Dios esta idea es contraria a lo que se predica en las iglesias, pues Cristo nos dice claramente que, «Bienaventurados los pobres en espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos (Mateo 5:3)»., «Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido (Mateo 23:12)».

Dios quiere que nos hagamos pequeños, sencillos y humildes. Algo muy distinto al concepto que tiene el mundo sobre la autoestima. Esto termina confundiéndonos y llevándonos incluso a la depresión, pues se nos ha enseñado que no somos nada delante de Dios y que no somos nada sin Dios. Incluso, de nuestra parte lo único que aportamos y sabemos hacer bien es pecar.

Hasta ahora todo lo que te he dicho en vez de elevar, aplasta aún más tu autoestima, ¿verdad? Pero déjame darte la clave que te permitirá desarrollar una «sana autoestima». Esta te abrirá puertas que antes tenías cerradas e incrementará tu confianza en Dios como nunca la has tenido.

Si no se trata de autoestima, entonces, ¿cómo resuelvo el problema de mi inseguridad?

Sé que durante mucho tiempo has escuchado la cantaleta de que, «si no tienes una alta autoestima, no serás un campeón o una campeona». Pero antes de creerle al enemigo, debes ver qué dice la Biblia al respecto y mira dónde está la fuente de tu seguridad.

Tu confianza no puede estar en ti.

«Así dice el Señor: «¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor!» (Jeremías 17:5).

¡Esto te incluye a ti! No puedes apoyarte en tu propia fuerza y apartar tu corazón de nuestro Dios. Pero más abajo dice, en el versículo 7 que, «Bendito el varón que confía en el Señor, y cuya confianza es el Señor». Esto realmente es una buena noticia. Sigue leyendo y mira por qué.

Esto lo que quiere decir es que nosotros, por más inteligentes que seamos, no somos capaces, somos completamente incompetentes, porque nuestra capacidad o competencia viene de Dios.

Hasta este punto ya sabes que tanto tú como yo somos unos perfectos incompetentes, ¿qué debemos hacer para confiar en Dios?

Para confiar en Dios el apóstol Pablo nos da la respuesta en Filipenses 4:6, cuando nos dice: «Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios».

Estar afanosos significa poner empeño o interés en una cosa. Esto no es malo, pues Dios nos manda a ser diligentes. El problema radica cuando creemos que solo nosotros podemos hacerlo, que si nosotros por nuestra propia fuerza y por nuestros propios medios no lo hacemos, no sucederá.

Pablo también nos exhorta a presentar nuestros problemas o situaciones delante de Él, suplicando con acción de gracias. Nos dice que debemos presentar nuestras peticiones delante del Señor y Él nos dará la solución que quizás ni en mil años se nos podría ocurrir.

Amigo, amiga, si ya has creído en Él, entonces ya tu seguridad y tu confianza debe estar en Jesús.

«Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo» (Efesios 1:3).

Ya tienes todo lo que necesitas en el Padre, por lo que tu seguridad, tu identidad está en Cristo.

No confíes en tus dones, no confíes en tus habilidades, confía en Cristo. No se trata de lo que tú has hecho o puedes hacer, se trata de lo que ya Él hizo por ti y LO QUE HARÁ si dejas que Él tome el control.

Recuerda que Dios conoce el pasado, el presente y el futuro. No hay nadie más capacitado para tomar decisiones. Ora, con el convencimiento de que ya esa deuda o enfermedad ha sido vencida en la cruz del Calvario.

Jesús ya pago el precio, solo debes creer y no dejarte confundir por el enemigo. Recuerda que su trabajo es susurrarte al oído “NO ES POSIBLE, NO PUEDES”. Por tanto, créele a Dios, Él es fiel y no te miente.

A continuación, te invito a ver este vídeo en el que compartimos las promesas de Dios para ti en este día. Mira por qué Él es fiel y por qué debes poner toda tu confianza en Él para tener éxito en todo lo que emprendas.  

Salir de la versión móvil