– No permitas que las malas noticias te afecten.
Vivimos en una sociedad compleja, tenemos que aceptar la realidad tal cual es, aunque suene terrible. Existen buenas noticias, desconéctate un poco de las malas noticias del mundo.
-Mi abuelo decía: «Si mi mal tiene cura, ¿por qué me apuro? Si mi mal no tiene cura, ¿de qué me apuro?”.
Realmente, si tu problema tiene solución no tienes de qué preocuparte, pero tampoco tiene sentido preocuparte por algo que no tiene solución. El conocer ambas perspectivas de la vida, nos ayudará a no entrar en pánico. Recuerdo que mi abuelo era hasta un poco «frío». Por algo duró 100 años.
– Consiéntete.
En alguna ocasión date un masaje o compra algo que no tenías en mente. Vivir con mucha disciplina puede causarte estrés.
-Controla tu respiración.
A la menor señal de estrés respira profundamente. Nuestro cuerpo reacciona ante cualquier inconveniente, si respiras y te tomas tu tiempo, podrás analizar el problema con más calma.
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