El pasado mes de febrero, los combatientes rebeldes del Frente al Nusra tomaron el control tanto de la ciudad de Al-Thawrah como su presa, la más grande de su tipo en el país.
«Ellos también tomaron el control de las tres cuartas partes de las instalaciones que albergan a los trabajadores de la presa, muchos de los cuales son cristianos asirios», dijo la agencia.
Los rebeldes sirios solamente le permitieron a los empleados de la presa que son musulmanes suníes permanecer en la ciudad para que mantengan las operaciones de la misma.
«Todos los musulmanes nos alojamos allí y si un cristiano quiere regresar, debe convertirse al Islam o morirá», dijo una fuente citada por la agencia.
Los rebeldes ocupan las casas de los cristianos y roban sus bienes e incluso los venden en el mercado negro para comprar armas y municiones.
Los cristianos se han visto obligados a marcharse a la fuerza y han tenido que dejarlo todo.
Pero estas no son las únicas atrocidades que cometen los grupos extremistas islámicos. Según dos sacerdotes greco-católicos de Siria, denunciaron la trágica historia de una joven llamada Mariam, una adolescente cristiana de 15 años, que fue violada y asesinada por 15 rebeldes islámicos.
Ni su familia ni Mariam pudieron escapar de Qusari, situada a 35 kilómetros de Homs, en Siria. Mariam fue obligada a contraer matrimonio islámico.
El comandante del batallón «Jabhat al Nusra» fue su primer captor. Jabhat la violó y luego la repudió. Al día siguiente, obligaron a la joven a casarse con otro militante islámico, quien también la violó y luego la repudió. Esta situación continuó repitiéndose durante 15 días. Mariam fue violada y repudiada por 15 rebeldes islámicos. Este hecho le causó daños psicológicos y físicos que acabaron por volverla loca y luego terminó siendo asesinada.
A través de las redes sociales se difundió en Siria «una ley religiosa» emitida por Yasir al-Ajlawni, un jeque salafista de origen jordano. Yasir declaró legal para quienes se oponen al régimen del presidente sirio Bashar al-Assad, capturar y violar a las mujeres cristianas. Esto no es contrario a los preceptos del Islam.
Quedarse en Siria no es una buena opción para un cristiano, a quien no le queda otra cosa que abandonar el país. Su ruta de escape es a través de Turquía o el Líbano, pero también alberga muchos otros peligros.