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DIOS QUIERE QUE ACEPTEMOS Y RECIBAMOS A LAS DEMÁS PERSONAS

Collage of a lots of people with different expression isolated on white background


DIOS QUIERE QUE ACEPTEMOS Y RECIBAMOS A LAS DEMÁS PERSONAS.

Algo que se ha disminuido considerablemente en los cristianos durante estos últimos tiempos es el amor entre los cristianos, ha disminuido el amor recíproco entre los creyentes por sus hermanos y por las demás personas de este planeta y esto ha dado como consecuencia un pequeño estancamiento en muchas de las iglesias, sin embargo la biblia nos manda a amar a todos como Dios nos amó a nosotros.

DIOS QUIERE QUE LOS CRISTIANOS ESTEMOS UNÁNIMES, CON UN MISMO SENTIR.

“Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, GLORIFIQUEÍS al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 15:5-6)

Algo que Dios está buscando en todos los cristianos es que vivamos en armonía, en comunión los unos con los otros, perdonándonos y ayudándonos con un mismo anhelo y un mismo sentir el cual sea sólo el servir a Dios, dándole la gloria y la honra todos juntos, a una misma voz o mejor dicho a la misma vez.

¿QUÉ ES NECESARIO PARA QUE LLEGUEMOS A ESTA VIDA EN ARMONÍA?

“Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios” (Romanos 15:7)

Lo que tenemos que hacer para alcanzar esta vida la cual Dios quiere que vivamos es         RECIBIRNOS los unos a los otros, o mejor dicho aceptarnos los unos a los otros, pues un verdadero cristiano no puede “rechazar” a alguno de sus hermanos por la misma razón de que Cristo no lo rechazó a él.
Dios quiere que recibamos a todos según la medida en la que Dios nos ha recibido a nosotros, y sabemos que Dios nos recibió con todos los pecados, malas actitudes, conflictos internos, etc. que teníamos así que nosotros no tenemos algún motivo para no aceptar a nuestros hermanos en la fe.
Recibirnos los unos a los otros no es algo que consista en tan sólo tratar bien a los demás cristianos y aceptarlos tal como son; sino aceptar también a las personas del mundo que lleguen a la iglesia y amarlos a pesar de sus defectos.

PARA VIVIR EN ARMONÍA, LOS CRISTIANOS NO TENEMOS QUE “DESPRECIAR” A LAS PERSONAS DEL MUNDO, SINO AMARLOS.

“Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, y para que los GENTILES glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito:
    Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles,
    Y cantaré a tu nombre.
   Y otra vez dice:

    Alegraos, gentiles, con su pueblo” (Romanos 15:8-10)

Los habitantes de Israel despreciaron siempre a las personas del mundo, se conoce aún que ellos llamaban “perros” a las personas que no pertenecían a Israel, por ello es que en la biblia se halla un pasaje en el cual una mujer cananea dice de sí misma lo siguiente:
“Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los PERRILLOS comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos” (Mateo 15:27)

Pero aunque la costumbre del pueblo de Israel haya sido siempre el despreciar a todo el mundo, Jesús vino a enseñarles a amar a todas las personas, ya sean del pueblo de Israel o gentiles.
Por esta razón los cristianos tenemos que tratar de demostrar amor a todos, porque el amor de Dios es para todos.

Jesús demostró en muchas ocasiones que no discriminaba a nadie, se hizo amigo de pecadores, hasta sus mismos discípulos no fueron personas de prestigio, sino personas comunes con muchos defectos, sin embargo así los eligió; así que nosotros no debemos de discriminar a nadie.
“Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores” (Lucas 7:34)

EL PROBLEMA POR EL CUÁL NO HAY ARMONÍA Y UNIDAD EN MUCHAS IGLESIAS ES POR LA DISCRIMINACION.

“Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.

Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,

y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;

¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?

Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;

pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores” (Santiago 2:1-9)

en este tiempo se han hecho muchas divisiones dentro de las iglesias, a tal punto que existen algunas iglesias en zonas muy exclusivas y adineradas en las cuales sólo congregan personas con mucho dinero, y cuando en estas llega alguien con bajos recursos económicos es despreciado por los creyentes de dichas congregaciones.
Y algo que sucede en casi todas las iglesias es el “favoritismo” por las personas que tienen más dinero, pues a estas personas se les toma en mayor estima y se les concede ciertos privilegios, tal y como hace mención en el pasaje que acabo de citar.
Nosotros tenemos que tratar de no ser así, nuestro objetivo tiene que ser amarnos por igual sin hacer ninguna clase de acepción de personas, pues Dios no hace diferencia entre los ricos y los pobres, sino que nos ama a todos por igual.

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