Los milagros ocurren, ten fe y cree.
Todos hemos estado en una situación en la que esperamos que ocurra algún tipo de milagro, pero nuestra fe se pone a prueba y empezamos a perder la esperanza.
Todos y cada uno de nosotros estamos a la espera de un milagro, ya sea un ascenso laboral, la curación de una enfermedad o encontrar el amor, los milagros son posibles cuando tienes confianza y crees que Dios proveerá. Exploremos por qué tener fe en ti mismo y en los sueños que Dios ha puesto en ti puede conducir a un maravilloso milagro.
Cree en la posibilidad de los milagros
Jesús te dice: Aquí estoy, soy el mismo de ayer, de hoy y de siempre. ¡Confía en mí!
Cuando te enfrentas a retos o situaciones aparentemente imposibles puede ser difícil mantenerse positivo y buscar soluciones. Puede ser incluso más difícil tener fe en que nuestros sueños se harán realidad. Dicho esto, creer en la posibilidad de los milagros es esencial si quieres que ocurran.
Te lo explico de otra manera, cuando tienes fe (la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve) en que algo bueno saldrá de cualquier situación, te abres a oportunidades que de otro modo podrían pasar desapercibidas. Esto se debe a que tu fe te da la confianza necesaria para afrontar estos retos de frente, al tiempo que te permite reconocer las posibles soluciones más rápido que nunca.
Así es, tener fe es como tener una brújula interior que te guía por la vida y te señala un camino lleno de alegría y éxito. Además, sin fe es imposible agradarle a Dios.
Confía en tus talentos
Además de tener confianza en Dios, es importante que también confiemos en los dones y talentos que Dios nos ha dado. Dios te dice: «Tienes derecho a sentirte emocionado porque estoy revelando a tu espíritu una gran verdad: eres único, diferente”.
Cuando tienes fe en las capacidades que Dios ha puesto en ti con amor, nos volvemos más fuertes y seguros que nunca, lo que nos permite asumir riesgos sin miedo al fracaso o a la decepción.
Dios te dice: No me voy a ir, mi amor por ti es tan grande que seré paciente cuando tengas dudas y perdonaré tus faltas cuando caigas.
Verás, es fácil dudar de nosotros mismos cuando no sabemos qué hacer ante un suceso terrible o una situación fuera de control. Pero cuando superamos esas dudas confiando en la guía de su Santo Espíritu, ¡todo es posible!
Celebra cada milagro
Por último, después de que todo tu esfuerzo y determinación hayan dado sus frutos, ¡no te olvides de celebrarlo! Celebrar tus éxitos (por grandes o pequeños que sean) es una forma estupenda de mostrar gratitud por lo que ya has conseguido, al tiempo que te motivas para alcanzar metas aún mayores.
Por tanto, al celebrar cada hito del camino, te sentirás constantemente motivado por los progresos realizados hasta el momento, lo que te ayudará a mantener el ánimo alto ante cualquier dificultad que encuentres en el camino.
Nunca lo olvides, celebrar cada victoria en este duro caminar por la vida con Jesús, ayuda a crear el impulso necesario para alcanzar metas aún mayores en el futuro. Eres un vencedor, vencedora.
Conclusión:
Dios nos dice que los milagros son posibles si creemos. Tener fe no solo en Dios, sino también en nosotros mismos, porque él confía en ti.
Es esencial si queremos que ocurran esos milagros. Creer que todo es posible para Dios nos permite asumir riesgos sin miedo al fracaso, así como reconocer rápidamente las posibles soluciones en los momentos difíciles. Por eso, pon todos tus planes primero en Sus manos y luego espera la dirección que por seguro te dará Su Espíritu Santo.
Por último, no olvides celebrar cada victoria en el camino, ¡esto nos ayudará a motivarnos para alcanzar cotas aún mayores! Los milagros ocurren de verdad, así que ten confianza y ten por seguro que, cualquier milagro que esperes se hará realidad con un poco de fe en Él. Recuerda que Él te dice:
He venido para quedarme, he firmado un pacto contigo con mi propia sangre. Ese Milagro Que Esperas se Hará Realidad, ¡Ten Confianza!