«Les pido que como Congreso oremos a Dios y pidamos perdón por nuestros pecados y los de nuestra nación. Necesitamos a Dios, arrodíllense para orar”, dijo el carismático predicador, con voz firme, pero tranquila.
La petición del evangelista creo gran confusión entre los legisladores, pero la mayoría de ellos se puso de pie y se arrodilló para orar. Mientras algunos decidieron quedarse parados, otros sólo se miraron unos a otros desde sus bancas. HAZ CLIC AQUÍ PARA LEER LA NOTA COMPLETA