Haz algo, echa mano de esa alegría el día de hoy. Tal vez haya situaciones que buscan mantenerte hundido en tristeza, en desesperación, en inseguridad, incertidumbre y aún en ira o enojo. ¡NO LO PERMITAS! Vamos, tomémonos de la mano y pidamos la fuerza a Dios para sacudirnos las cargas y que resplandezca esa sonrisa, esa alegría eterna desde hoy en nuestro corazón, en nuestro rostro. Cantemos alegres, háblalo en voz alta, dilo ¡Gracias Cristo!
Pido a Dios que tus ojos espirituales sean abiertos en este momento y veas lo grande y bello que eres ante Dios y hoy, si, este mismo día, experimentes el cielo, aquí en la tierra, y en medio de tus luchas, vivas la victoria eterna, y que con determinación, tomes ese poder de vida eterna que Dios ya te ha dado y lo hagas permanentemente una parte de ti.
Dios ya te ha coronado de honra y gloria. El mundo y la gente pierden su tiempo tratando de etiquetarte con fracaso, menosprecio e infortunio. No les hagas caso, esa misma gloria, esa misma satisfacción plena y alegría libre de todo temor que vivirás en la presencia de Dios, la puedes vivir desde hoy. ¿Qué debes de hacer? Créelo como un niño, no lo razones. El gozo de Dios sobrepasa todo entendimiento.
Ahora, ve y mírate al espejo y como un niñito de 4 años, puro, inocente, sencillo, pon esa hermosa sonrisa en tus labios y exprésala en el lenguaje de tu mirada. Déjala ahí por el resto del día. Tu eres como un niño, tuyo es el reino de los cielos. Ahora, sal a correr, a jugar y a vivir tu vida feliz.
No temas, Papito está contigo…
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Escrito por Hermes Alberto Carvajal
Recuérdalo, todos los días, una palabra de fortaleza para ti.
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