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No estás sólo, Dios está contigo

Amado Dios, en esta hora te doy gracias una vez más por la oportunidad de la vida, porque, aunque no lo merezco tú me amas, aunque jamás podría ganar por mí mismo tus bendiciones, tu decidiste bendecirme desde antes de la fundación del mundo.

Con humildad y sometimiento a ti reconozco que me has hecho participar de tantas cosas bellas. Muchos me negaron su compañía, tu nunca me dejaste.

Otros me abandonaron cuando más los necesite, pero tú calmaste mis temores y me susurraste al oído que estabas conmigo.

Gentes me rechazaron, me criticaron y me hirieron, pero tú me manifestaste un amor incondicional tal y como soy, con mis defectos humanos, con mis debilidades que no entiendo, y con tentaciones que he enfrentado que en veces no pude vencer, pero, aun así, tu mi Cristo Jesús me sonreíste y me recordaste que tu perdón es eterno y que tengo entrada directa al trono de gracia, por el poder de tu sangre.

Gracia bella, gracia maravillosa, grandiosa, no tengo palabras para describir este sentimiento tan bello que es el sentirse amado por el creador del universo.

Pongo ante este bello trono de amor todas estas bendiciones, mi familia, mi empleo, mi salud, cuídanos y llévanos de la mano hasta el momento esperado en que veamos tu rostro. Se que me has dado mucho, pero jamás permitas que mi corazón se llene de orgullo y vanidad porque eso sería traicionar tu amor.

Hijo de Dios, recibe toda la honra, toda la gloria, todo el honor por los siglos de los siglos, Amén

Continúa leyendo abajo y sé bendecido.

«Muchas veces te vas a encontrar en momentos en los que sientas que nadie te comprende y que todos están en tu contra; o puede que en este mismo momento te sientas así; pero déjame decirte que no estás solo, pues Dios está contigo.

Dios en su palabra te dice que nunca te va a dejar solo ni mucho menos te va a dejar en el abandono, ya que eres una persona especial e importante para Dios.

Tú eres un hijo de Dios y por esta razón tienes que confiar en tu padre celestial el que está cuidándote y protegiéndote mucho más de lo que podrían llegar a cuidarte o protegerte tus padres terrenales.

Jesús cuando ya estaba por despedirse terrenalmente de sus discípulos, cuando ya sabía que faltaba muy poco para que sea crucificado, les dijo a sus discípulos muchas palabras de aliento, entre estas palabras les dijo que en el mundo tendrán muchas aflicciones pero que tienen que confiar en él, pues él ha vencido al mundo; y luego de resucitar les dijo que no teman porque él estará con ellos todos los días, en todo momento repitiendo la misma promesa que nuestro Padre celestial nos dejó en el antiguo testamento.

“…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20)

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:9)

Si sientes que nadie está pasando una situación tan complicada como la que tú estás pasando, déjame decirte que no estás en lo correcto, pues Jesús sufrió mucho más que todas las personas, de manera que él en cuerpo pudo experimentar el mayor dolor como humano, para que al verlo nosotros podamos entender que podemos vencer sobre cualquier situación sin importar lo difícil que sea.

Dios sabe cómo te sientes y por eso quiere ayudarte, pero tan sólo te pide que confíes en él y que descanses en su presencia.

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33)

Dios ha dejado a su Santo Espíritu contigo, para que te consuele, te fortalezca y te ayude en todas las cosas que desees realizar, este mora en tu corazón y es quien te guía a hacer siempre la voluntad de Dios; además de esto es quien te revelará todas las cosas que Dios quiera decirte; así que nunca te sientas sola por que no lo estás.

DIOS ESTÁ CONTIGO.

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:26-27)

Sabiendo todo esto, ya tienes más que suficientes motivos para no sentirte triste ni desamparado; alégrate porque no estás sólo y nunca lo estarás.

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