«Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro».
Hebreos 4:16
Señor, vengo ante tu trono de la gracia para que me ayudes a refrenar mis pensamientos. Ayudame a disfrutar de cada uno de tus regalos, porque no quiero perderme ni desperdiciar las alegrías que me entregas cada día por estar pensando en cosas que no tengo o eventos que no han ocurrido.
Cada día son nuevas tus misericordias. Serena mi alma, calma mi ansiedad para que pueda yo poner atención a los detalles que me entregas, por tu gracia inagotable.
Esta ansiedad me perturba, me angustia. ¡Serename, Señor! Ayúdame a entender que Tú tienes el control de mi vida, que nada es urgente o indispensable.
¡Qué tu Santo Espíritu me enseñe a entregarme a Ti por completo! No permitas que mi mente vuele atormentada sin rumbo. Aplaca mi nerviosismo, calma mi ansiedad, Señor.
En el nombre de Jesús, Amén.