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TIENES QUE LEER ESTA HERMOSA REFLEXIÓN

lloron
¡PERDONEMOS Y PIDAMOS PERDÓN HOY, POR QUE MAÑANA TAL VEZ NO PODAMOS HACERLO!

Luego de salir de la casa, al recorrer unas cuadras recordé que una vez más olvide pedirle perdón a mi padre por un pequeño altercado que tuvimos hace poco.

Pero tuve que ir a hacer las cosas de siempre a continuar mi vida de manera muy ocupada como es todos los días, luego con mi novia, las tareas del colegio y otras cosas terminé perdiendo la noción del tiempo, sé que me equivoque con él….

Pero hoy al regresar del trabajo trataré de pedirle disculpas.
En la mañana mi padre me había preparado el desayuno antes de salir, solo vivimos los dos en la casa y se siente tan grande sin la presencia de mi madre.
Mi padre, mientras escurría el saquito de té, me miraba a los ojos sin mencionar palabra alguna, note una lagrima caer por su rostro, pero rápidamente se la seco con su mano y yo le reste importancia. El extrañaba mucho a mi madre quien partió hacia el cielo hace tres meses, dejándonos tan solos en el vacío de un hogar sin su sonrisa, sus palabras en un manto de su ausencia que generaba un inmenso dolor. Este dolor consume a mi padre y también ha dejado un inmenso vacío en mi interior.

Esa tarde al llegar a casa no encontré a mi padre, tal vez salió de compras pensé por un instante, mientras encendía mi computadora para leer mi correo electrónico, pero para mi sorpresa junto a la computadora había una carta, la cual luego de observarla la abrí y la empecé a leer atentamente.

La carta decía:
“Querido hijo:
Durante estos días he sentido tanto la ausencia de tu madre, me siento algo viejo y cansado de la vida, casi tú no estás en el hogar y las paredes son como témpanos de hielo que congelan mi corazón.
En la mañana al prepararte el desayuno te quería comentar acerca de mi enfermedad, pero estabas tan apurado que saliste corriendo de casa como siempre.

Sabes hijo nunca podrías llenar el vacío que dejo tu madre, pero cuanta falta me hacían tus palabras, aquellas que guardabas detrás de tus labios y que nunca podía sacar; me dolía tanto tu silencio.

Me hubiera gustado poder disfrutar a tu lado muchos más momentos, apoyarte en todas tus decisiones y en todo lo que tu planearas durante todo este tiempo; pues anhelaba ser para ti como un padre perfecto, pero no me permitiste durante estos años llegar tan lejos.

El médico me dijo que me quedaba poco tiempo de vida, estoy pasando tal vez los últimos momentos, pero quiero que sepas que si en algo me he equivocado como padre sepas perdonarme, aquello que dije, lo dije por tu bien, espero entiendas mi actitud.

Fueron cincuenta años al lado de tu madre y la extraño tanto que ya no quiero seguir aquí en esta vida que cada día pesa un poco más. Tu eres grande, mayor de edad, te quedara esta casa, mi auto y en el placar de mi habitación están mis ahorros de toda la vida, creo que ellos te solventaran por un tiempo, no los malgastes en tus tonterías.

Hijo he decidido partir en el mismo viaje que tu madre, en aquel tren que se la llevo de mi lado, pero me reencontrare con ella, como aquel primer día, y ya nadie podrá separarnos.

Mi joven y valiente pequeño te escribo esta carta para decirte hasta siempre, y recordarte que te amo. No me llores cuando parta porque yo habré hallado la felicidad…
Te ama, tu padre».

Una lágrima se apodera de aquel joven que al cerrar la carta con su puño bien fuerte, es interrumpido por una llamada del hospital. El silencio se ocupó de sus labios una vez más y salió apresuradamente hacia el nosocomio, pero su esfuerzo fue en vano, su padre ya había partido y ya no podría hablarle una vez más.

REFLEXIÓN ACERCA DE ESTA HISTORIA:
Aprende a perdonar a todas las personas, ten en cuenta que tú no sabes cuándo partirán, considera cada día como el último para pedir perdón a las personas a quienes has herido y para perdonar a los que te han herido; pues la vida no nos asegura nada y no podemos estar seguros de que si habrá un mañana pues cada uno de nosotros también podría morir cualquier día terminando su vida sin dicha ni alegría.
Perdonemos a las personas que nos lastiman para disfrutar de la paz que produce el no estar en pleitos con los demás, de manera que si algún día llega nuestro final habremos disfrutado esta vida como nadie más.

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