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YO Soy Tu Luz y Tu Salvación, Tu Señor y Tu Dios, YO Soy la Fortaleza de Tu Vida

En estos tiempos de incertidumbre es fundamental tener algo en lo que creer para mantenernos a flote. Y la fe es una de las mejores formas de hacerlo. Los que seguimos a Jesús creemos que Él es la luz, la salvación y la fortaleza de nuestras vidas. En este post hablaremos sobre lo que significa tener a Dios como nuestra luz y salvación.

Para empezar, ¿quién es Dios? Dios es el creador del universo, el padre amoroso de cada ser humano. Es Aquel que entregó a su único hijo para morir en la cruz para salvarnos de nuestros pecados. Él es omnipotente, omnisciente y omnipresente. Esto significa que está en todas partes al mismo tiempo y que sabe todo lo que sucede. Al tener a Dios como nuestra luz y salvación, nos aseguramos de tener una guía en nuestra vida y la posibilidad de salvarnos, de ser víctimas de nuestras malas acciones.

Dios es tu luz y tu salvación

La luz representa la verdad y la sabiduría que nos ilumina en nuestro camino hacia una vida recta, edificante y fructífera. Mientras que la salvación simboliza la redención por los pecados y la vida eterna en el paraíso. Al tener a Dios como nuestra luz y salvación, estamos seguros de ser transformados y la posibilidad de una vida eterna después de la muerte.

Además, al tener a Dios como nuestro Señor y Dios, reconocemos su poder y su gobierno sobre nuestras vidas. Él es quien nos guía y nos protege, así como quien decide nuestro destino en la vida, si se lo permitimos.  Al tener a Dios como nuestro Señor, mostramos humildad para reconocer nuestras limitaciones y necesidades de ayuda divina. Es una forma de reconocer su autoridad como ese maravilloso ser supremo que es y, disfrutamos de tener una figura paterna en nuestro andar por esta complicada vida.

Finalmente, al tener a Dios como la fortaleza en nuestras vidas, reconocemos que él es quien nos da la fuerza para enfrentar los desafíos de la vida. Él es quien nos sostiene cuando nos faltan las fuerzas y nos da motivación para continuar. Al tener a Dios como la luz de nuestras vidas, somos conscientes de que no estamos solos en nuestro andar: tenemos una guía y un apoyo constante e ilimitado.

Conclusión:

Como hemos visto en esta nota, tener a Dios como nuestra luz y salvación, Señor y Dios y fortaleza de nuestras vidas es una forma de asegurarnos de tener una guía y un apoyo constante en nuestro camino. Él es quien nos ilumina, nos redime, nos guía, nos protege y nos da fuerzas para seguir adelante en momentos difíciles. Al tener fe en Dios, nos aseguramos de tener algo en lo que creer y de tener la posibilidad de una vida eterna y feliz junto con nuestro amado en el paraíso después de la muerte.

Soy el faro que ilumina tu camino, tu protector y tu Dios. Yo soy la fortaleza que sustenta tu existencia.

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