Sin embargo, esta es una cuestión muy seria. No existe relato bíblico en el que se haya hecho una bendición y esta no se haya cumplido. Isaac bendijo por engaño a su otro hijo, Jacob, cuando su bendición era para Esaú. Al final, por su astucia y engaño recibió tres cosas: aceptación, prosperidad y gobierno.
Las tres cosas se cumplieron, a pesar de lo mucho que sufrió Jacob, alcanzó al final su bendición. SE CUMPLIÓ.
Pongamos un ejemplo, si bendices a tus hijos con prosperidad, Dios hará lo necesario para que alcances esa bendición. Enseñará a tus hijos a manejar su dinero, los enseñará a no malgastar, a no tener deudas. Les enseñará también a no apegarse al dinero, a no ser avaros, a cuidar de sus finanzas.
Ahora bien, para que muchos padres me entiendan, pues en estos momentos están pensando “¡YO NO MALDIGO A MIS HIJOS!” Debo decirte que, quizás no maldices a tus hijos directamente. Quizás tú no le dices «¡maldito seas!» Sin embargo, puede que le digas:
«¡No sirves para nada!», «¡Burro!», «¡Torpe!», «No sé para qué naciste», «Eres un perdedor», «No vas a llegar a ningún lado», «No tienes remedio», «No aprendes», «¡Eres idiota!», «Jamás vas a cambiar», «Eres la oveja negra de la familia», «No sé qué hay de malo contigo», «Me arrepiento de tenerte», «Fuiste un error», «Nadie te ama y nadie te amará como yo», «¿Por qué no naciste mujer?», «No eres un verdadero hombre», «¡Eres igual a tu padre!»…, etc.
Luego nos quejamos porque vemos cómo nuestros hijos se van alejando del buen camino y terminan siendo precisamente todo lo malo que profetizamos cuando apenas eran unos niños.
Pero no te preocupes. A continuación, te presentamos 9 razones por las que tienes que bendecir a tus hijos ahora:
Razones por las que tienes que bendecir a tus hijos ahora mismo:
- La bendición de tus hijos es como un seguro espiritual de vida. Tiene una poderosa cobertura.
- Bendecir a tus hijos es un asunto de vida o muerte. Esta es una garantía de Dios.
«Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto». Proverbios 18:21
- Cuando bendices impartes el mensaje e identidad de Dios en el corazón de tu hijo. Una maldición hace todo lo contrario.
- Aunque no lo sepas, toda figura paternal, ya sea madre o padre, tiene en su boca las palabras que edificarán el futuro de sus hijos.
- Tus hijos deben creer que tus bendiciones realmente les llegará.
Una de las cosas que llama la atención en la historia de Isaac y sus hijos es que Jacob robó la bendición de Esaú, ya que este no le dio importancia a su bendición.
Dios conocía tanto el corazón de Esaú como el de Jacob, pero como vemos, Dios bendijo a Jacob porque, aunque tramposo, Jacob creía en verdad en esa bendición. Para Jacob la bendición de su hermano era importante porque entendía que para Dios era más importante.
- La bendición es definitiva. Es irrevocable. Cuando bendigas a tus hijos hazlo con convencimiento. Que sea una bendición consciente de que lo estás profetizando se hará porque tienes FE y crees en las promesas del Señor.
- Cuando bendices a tus hijos los libras de muchas cosas malas futuras. Evidencia de esto es la vulnerabilidad de Esaú en cuanto a la toma de decisiones. Este hombre erró muchas veces, hasta el punto en que su generación acabó con el tiempo y estuvo al servicio de la generación de Jacob hasta su fin, tal y como su padre lo había profetizado en su bendición.
- La bendición limita la maldad de satanás, por lo que no puede operar con libertad en la vida de una persona.
- Para que la bendición tenga efecto debes llevar una vida de oración y comunión con Dios. Si no lo haces estarías cayendo en el engaño de la «mente positiva o ley de atracción».
Impacta la vida de tus hijos HOY. Para ayudarte con este propósito, te invito a ver este video en el que te enseñamos cómo debes bendecir a tus hijos.