«Si no tienes nada bueno que decir, no digas nada».
Lo mismo ocurre cuando se trata de la ira. Cuando uno se enfada, puede sentir que no hay otras emociones a las que enfrentarse. Uno se cree que lo puede todo, que uno puede con todo el mundo. Pensamos en ese momento que no hay nada más poderoso que nosotros. Esta situación la sufren muchas personas a diario, pero la buena noticia es que hay formas de gestionar y tratar la ira para que no se apodere de tu vida.
¿Cómo controlar la ira saludablemente? Hay muchas personas que luchan con sus propios problemas de ira y si usted es uno de ellos, puede estar preguntándose qué tipos de cosas podrían estar pasando en su cerebro, así como el modo de lidiar con estos sentimientos de la manera más saludable posible.
Es importante entender no solo por qué nos enfadamos, sino también por qué nuestro cuerpo reacciona como lo hace una vez que tenemos un arrebato. TENGA EN CUENTA QUE no podemos controlar a otras personas y lo que dicen o hacen; sin embargo, podemos controlar nuestras reacciones y pensamientos cuando se producen. Una vez que entiendas este concepto, te ayudará a ver el enfado de una manera más positiva en lugar de como algo negativo hacia ti mismo y hacia los demás que te rodean.
Sigue leyendo para conocer los diferentes tipos de ira y cómo afecta a nuestras vidas de forma habitual…
¿Por qué nos enfadamos?
La ira es una emoción natural que sentimos cuando creemos que alguien ha violado tus límites personales. Esto puede ocurrir a través de una agresión física o emocional, incluyendo el acoso, las insinuaciones sexuales no deseadas y el ser degradado o insultado. También puede ocurrir cuando alguien se queja de algo que tiene un significado personal, o cuando alguien viola lo que tú crees que es un principio moral.
La ira suele ir acompañada de una serie de síntomas mentales y físicos, como el aumento del ritmo cardíaco, la presión arterial, la frecuencia respiratoria, la tensión muscular y la sudoración. También puedes experimentar dolores de cabeza, dolor de estómago, náuseas o calambres musculares. Además, cuando se enfada, puede sentir que «pierde el control» o que está «fuera de control».
Las investigaciones sugieren que las personas que se frustran o se enfadan son más propensas a padecer enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y otros problemas de salud graves, por lo que es vital que aprendas a controlar la ira.
Comprender la diferencia entre las emociones y la ira
La ira es una emoción fuerte que se asocia a una respuesta fisiológica. A menudo, cuando nos enfadamos, estamos arremetiendo contra alguien o algo, porque nos sentimos muy ofendidos.
La ira es un sentimiento que se experimenta, pero también es un sentimiento que se asocia con muchas emociones diferentes, como
- la frustración
- la decepción
- el resentimiento
- la indignación
- y la humillación.
Es importante recordar que estas emociones son diferentes a la ira y que se puede aprender a gestionarlas de forma más eficaz.
Aprende estrategias para controlar la ira
– Evitar las situaciones que pueden llevar a la ira. Si te encuentras enfadado en ciertas situaciones, puede ser útil evitarlas por completo.
- Reconozca los factores desencadenantes: si sabe qué es lo que le hace enfadarse, podrá abordar la situación con más calma y tomar una mejor decisión sobre cómo responder. Aprenda a reconocer lo que desencadena su ira y aprenda a calmarse en lugar de dejar que se intensifique.
- Ejercicios de respiración. Un buen ejercicio de respiración puede ser muy útil cuando se siente ira. Aunque puede resultar tentador aguantar la respiración o soltar un sonido fuerte como un «grito», es importante respirar lenta y profundamente.
- Usar una imagen concreta. Cuando sientas ira, intenta usar una imagen en tu cabeza de algo concreto, como una pared de ladrillos o un árbol. Esto puede ayudar a disipar parte de la ira porque estás utilizando una imagen en lugar de centrarte en todas las cosas que alguien hizo que te hizo enfadar.
- Escuchar una canción suave. Otra forma de tranquilizar tu mente cuando te sientes enfadado es escuchar una canción suave que tenga un ritmo constante. Esto puede ayudar a distraer tu mente de la ira y permitirte relajarte.
- Cuida de ti mismo. Es fundamental que cuides de tu salud física y de tu bienestar cuando estés enfadado.
- Busca ayuda. Si te das cuenta de que tienes arrebatos de ira con frecuencia, es valioso que busques ayuda.
- Practica la autocompasión. Cuando estás enfadado, es fácil quedar atrapado en todas las cosas que hiciste mal, o en lo que otra persona hizo mal. Cuando estés enfadado, intenta recordar que eres una persona y que mereces ser tratado con respeto. Sé amable contigo mismo y trátate como si fueras tu mejor amigo.
Tómate un descanso para no enfadarte
Si te encuentras extremadamente enfadado, es crucial que te tomes un descanso y te calmes. Puedes hacerlo respirando profundamente varias veces y centrándote para no arremeter contra alguien que no se lo merece.
Es posible que necesites pasar un tiempo a solas, dar un paseo alrededor de la manzana para poder despejar tu mente. Una vez que te hayas calmado y tengas la cabeza más despejada, podrás responder mejor. Cuando se está en un estado de «descontrol», cualquier cosa mala puede pasar.
Revisa tu salud física
Si experimentas una ira frecuente, es importante que eches un vistazo a tu salud física. Es posible que haya algunos problemas subyacentes en tu cuerpo, como una tiroides poco activa o demasiado activa, diabetes o apnea del sueño, que te hacen sentir más enfadado de lo que deberías.
Puede que merezca la pena que un profesional médico te examine para ver si hay algo que pueda comprobar.
Conclusión
Enfadarse no es útil y probablemente acabarás haciéndote daño a ti mismo y a los demás si dejas que se convierta en algo habitual. En lugar de eso, intenta llegar a la raíz de la ira y abordarla antes de que se agrave. Esto puede ayudar a prevenir problemas de mayor envergadura, como una pelea con un amigo o familiar, la sensación de no encajar o la frustración porque otra persona te impide alcanzar tus objetivos en la vida.
La ira es una emoción normal, pero cuando se vuelve frecuente e intensa, es importante obtener ayuda de un profesional. Hay muchos recursos disponibles para ayudarte a controlar la ira, así que no dudes en pedir ayuda.