“La felicidad es como una mariposa. Entre más la persigues, más elusiva se vuelve. Pero si pones tu atención en otras cosas, viene y se coloca suavemente en tu hombro.” – Henry David.
La biblia habla en Lucas 12 de un hombre rico quien se centró en buscar vienes y riquezas. Su búsqueda obvia de la felicidad en sus bienes materiales se muestra al final de la historia, donde este hombre, contento por tener su fondo de retiro asegurado, se disponía a disfrutar de su dinero. Sin embargo aviso le fue dado de que esa misma noche moriría, y tendría que dar cuentas ante Dios. ¿De qué le sirvieron sus bienes? ¿En dónde quedó su felicidad? ¿Cuál paz?
Ninguna, no paz, no felicidad. Claro, algunos dirán, el fue feliz a su manera. Pero aquellos que hemos estado arriba, y hemos estado abajo y hemos conocido todo tipo de personas, sabemos a ciencia cierta, que la felicidad no se consigue buscándola. ¿Quieres saber cómo se consigue la felicidad?
La felicidad se consigue, cuando te olvidas de buscarla y te enfocas en buscar a Dios, por lo tanto abandonando el egoísmo, y luchar por darles felicidad verdadera a aquellos que te rodean. ¿Te quieres ir de misionero al África? Que bien, pero primero cerciorarte que luchaste por la seguridad, la felicidad, el sustento de tu propia familia. Luego, comparte con aquellos que tengan menos que tú. Muéstrale a los tuyos como sufren aquellos que no tienen nada y como a veces ni tan siquiera se quejan, sino que continúan por la vida con una esperanza en sus labios, en vez de una queja. . Entonces, tanto tú como ellos sabrán lo que es la felicidad.
