Una Mujer que trabaja en una tienda para damas es asaltada por un hombre mientras atendía a un cliente, el asaltante con arma en mano entra a este establecimiento con su arma cargada y apuntándoles a la cara desde el momento que entra a la tienda, más no sabía que la encargada lo recibiría sin ningún temor. Esta mujer sin ningún temor al asaltante, sabe en quien confía, y lo demuestra mirándolo a la cara y apuntando con su mano, lo reprende en el nombre de Jesús, y este asaltante no pudiéndole hacer nada, se retira a toda prisa.
Salmos 23:1-4
El Señor es mi pastor, nada me falta. Él me hace descansar en verdes pastos. Me conduce hacia fuentes tranquilas. Él restaura mi alma. Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me infundirán aliento.