Dios no Necesita un Espejo Para ver tu Alma

El milagroso poder de Dios

Como humanos, no siempre podemos saber lo que hay en nuestros corazones, y mucho menos en los corazones de los demás. Esa es una de las razones por las que no debemos juzgar, pero esto lo trataremos en otro artículo. Por ahora, concentrémonos en descubrir por qué Dios no necesita un espejo para ver tu alma.

A menudo confiamos en los espejos para que reflejen nuestro aspecto físico y nos den una idea de cómo nos podrían ver los demás.  Pero ¿sabías que Dios no necesita un espejo para ver tu alma?

Tiene el milagroso poder de mirar directamente en tu corazón y revelar su contenido. Él ve tu reflejo real, no se basa en suposiciones sobre tu aspecto. Te invito a explorar la belleza de esta capacidad sobrenatural de nuestro Señor.

Dios mira en tu corazón

La Biblia nos dice que «el Señor mira en el corazón» (1 Samuel 16:7).

Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.

Esto significa que Dios ve algo más que lo que podemos observar físicamente: también ve nuestros pensamientos y sentimientos más íntimos. Sabe cómo nos sentimos ante determinadas situaciones y por qué pensamos ciertas cosas.

También sabe cuándo luchamos por algo o nos sentimos mal con nosotros mismos. En esencia, Él nos conoce mejor que nadie, ¡incluso mejor que nosotros mismos!

Dios no solo mira en nuestro corazón, lo repara

Además de poder mirar dentro de nuestro corazón, Dios también tiene el poder de cambiarlo si es necesario (Ezequiel 11:19).

Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.

Por muy oscuro y sucio que esté nuestro corazón o por muy lejos de Él que nos encontremos, Dios nos sigue amando incondicionalmente y nunca dejará de hacerlo, si no me crees puedes volver a leer la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32).

Es más, aunque no lo creas, Su gloria nos persigue. Podemos ver su amor cada día, incluso aunque hayamos fallado, Él nos extiende su misericordia.

Su amor por nosotros es tan fuerte que incluso puede atravesar los muros más duros que rodean nuestros corazones y que se han ido construyendo con el tiempo debido a experiencias dolorosas en la vida (Salmo 51:10-12). Si le permitimos entrar en lo más profundo de nuestro ser, Él puede transformarlo en algo hermoso que refleje Su luz y Su amor de formas inesperadas.

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,

y renueva un espíritu recto dentro de mí.

No me eches de tu presencia,

y no quites de mí tu santo Espíritu.

Restitúyeme el gozo de tu salvación,

y sostenme con un espíritu de poder.

Y, por último, aunque Dios tiene un conocimiento íntimo de todo lo que hay dentro de nuestros corazones, también los aprecia entrañablemente porque le pertenecen únicamente a Él (Salmo 139:13-16).

Nadie más que Él puede comprender realmente el equilibrio perfecto entre el orden y el caos que hay dentro de cada corazón; ¡por eso es un regalo tan precioso de Él para cada uno de nosotros!

Conclusión:

Dios no necesita un espejo para ver tu alma, porque ya tiene una visión sin igual cuando se trata de comprender los pensamientos y sentimientos más íntimos de la humanidad. No solo sabe exactamente lo que ocurre dentro del corazón de cada persona, sino que su amor incondicional le da la capacidad única de curar cualquier daño causado por las dificultades de la vida o las relaciones rotas.

Así que recuerda esto la próxima vez que sientas que no te comprendes a ti mismo: ¡Dios te comprende! Y Él aprecia tu corazón más de lo que puedas imaginar.

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