Dios te dice hoy: en este mes de junio te rodeo de favor divino, extiendo sobre ti la abundancia que brota de mi fidelidad, y hago prosperar cada deseo que nace de tu obediencia. Las cargas se disuelven, los límites desaparecen, y mi mano poderosa abre delante de ti caminos que antes estaban bloqueados. La provisión del cielo fluye sin interrupción.
Lo que regaste con dolor, ahora florece con alegría. Tus esfuerzos ocultos, tus lágrimas en lo secreto, y todo lo que ofreciste con entrega sincera, están siendo honrados por mi presencia. No habrá esfuerzo sin recompensa ni oración sin respuesta. Estoy soltando sobre ti dirección, paz y cumplimiento.
Puertas que estuvieron cerradas por mucho tiempo se abren sin resistencia. No será por fuerza humana, sino por el respaldo de mi Espíritu. Pondré en tu camino conexiones inesperadas, respuestas claras y recursos que vienen de lugares que no imaginabas. Lo que soñaste calladamente será reconocido y levantado con gloria delante de todos.
Te saco de los ciclos de escasez, de pensamientos limitantes, de temores heredados. Entra a este junio con la certeza de que mi provisión es perfecta y mi palabra jamás regresa vacía. El flujo de bendición se mantiene firme sobre los que me buscan, y tú, hijita, hijito, serás señal viviente de mi fidelidad.
Y porque elegiste habitar bajo mi presencia, estarás en paz. Mi sombra será tu abrigo, y mi verdad, tu defensa. El mal no tocará tu morada. Aunque el caos se levante a tu alrededor, no tendrá poder sobre ti. Mis enviados celestiales cuidarán tus pasos, te protegerán en cada jornada.
No temerás la enfermedad ni la adversidad, porque yo soy tu sustentador. En este mes verás cómo te levanto, cómo te exalto, cómo extiendo tus días con propósito. Traigo salvación sobre tu casa, libertad sobre tu mente, y respuestas donde antes solo había silencio. Amén.
