Eres mi hija, mi hijo, yo te bendeciré, quiero y puedo hacerlo y lo que te prometo lo cumpliré. Tienes que confiar en mí y darme tu mano en este tiempo de aflicción, que las amenazas y problemas no te roben tu paz y tu confianza. Siempre he estado contigo, nunca te abandoné y en este tiempo de tempestad tampoco te dejaré.
Mis planes son mejores que los tuyos, mis pensamientos son permanentes, eternos, te llevarán a un destino de paz y prosperidad seguros..Las cosas se te harán difíciles si no las miras con fe y con esperanza.
Búscame en la mañana, ora durante el día y al llegar la noche, antes de ir a dormir, dobla ante mí tus rodillas porque me agrada y me gusta que me hables. Con tu vista natural tal vez no lo puedas ver en este instante, pero los cielos se estremecen cuando tus labios en alabanza se abren, cuando oras con fe y me pides que cuide a tu familia, cuando clamas con confianza que los libre de enfermedades y pandemias, cuando ruegas con lágrimas que no los desampare nunca.
Escucha mi respuesta, te lo vuelvo a decir, aunque todo el mundo te dejare, yo nunca te abandonaré, aunque todos los que dicen amarte te fallaren, yo te amo más que ellos, yo no miento, nunca te fallaré. Tu familia y tú, tu futuro y tu salud en mis manos están. Aprecia, valora, cuida, atesora, no arriesgues tus bendiciones, no las menosprecies, si eres fiel en lo poco, si cuidas lo que te doy en el tiempo de necesidad, mi palabra te promete que tus bendiciones se multiplicarán y te daré aún muchas cosas más de gran valor eterno.
Me compadezco de ti cuando te veo sufriendo, me conmueve ver tu corazón sincero y como ya te lo dije, voy a bendecirte porque quiero hacerlo.
Dime ahora que vas a recibir mi bendición y la cuidarás con mucho amor, recuerda en tus momentos tristes, te guardo en la palma de mi mano, te cubro con mi santo manto, te amo con todo mi corazón. Hijita, hijito, ¿Tú me amas?
Amén.