La depresión se extendido en los últimos años siendo uno de los grandes males de la sociedad moderna, afectando a cristianos y no cristianos por igual.
En nuestro ajetreado día a día cada vez se dedica menos tiempo al desarrollo espiritual y al encuentro con nosotros mismos y con Dios.
Es importante hallar el tiempo para orar, pasar tiempo con nuestros seres queridos y buscar en ellos ayuda y comprensión. Unirse a tareas solidarias en grupo con otros cristianos nos llenará interiormente y puede ayudar incentivar nuestro espíritu a la vez que ayudamos a los demás.
Conversar y compartir vivencias con otras personas que padezcan estos síntomas hará que nos sintamos menos solos y más fuertes para enfrentar nuestros problemas.