Yo soy el buen pastor, y el buen pastor su vida da por las ovejas. Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Él huye porque sólo trabaja por el pago y no le importan las ovejas. (Juan 11:14) Palabras de Jesús.
Palabras que parecen duras, pero vienen de directamente de Jesús. Y aquí está hablando de pastores de ovejas, sí, de ovejitas. Al pastor, el cual es el verdadero dueño de las ovejas, el rebaño le ha costado dolor y lagrimas. Grandes esfuerzos, buscando pastos verdes para alimentarlas. Y el verdadero pastor se preocupa cuando tiene que dejar a un «asalariado» a su cargo. El asalariado no ha invertido sudor y sangre, dolor y cansancio.
El pastor ha dado su propia vida por el bienestar de sus ovejitas. El asalariado siempre brincará de aquí para allá «vendiendo» sus servicios al mejor postor. Su único interés es su beneficio propio, no el de las ovejas. No todos los asalariados, tienen corazón de «asalariado». Muchos asalariados tienen verdadero corazón de pastor. Pero no todos, y mucho menos en estos días en que es tan fácil ser un «siervo asalariado. De nuevo, enfatizamos que Jesús no enfocó sus palabras en el salario, sino en la actitud del asalariado.