A ti te parece como que todo se pone más difícil, ya estás cansado, enfadado de tanto caminar, tanto luchar en la vida sin recibir a cambio nada de gratitud y parece que se te escapa la felicidad.
Quiero que me oigas, tómate un minuto, óyeme decirte algo que es tan importante y tan bello, tan poderoso, tan sincero que te va a cambiar la vida, te llenará de alegría, traerá a tu corazón mucha paz y mucha bendición.
Te amo, quiero que lo sepas, te amo, te lo repito una vez más para que en lo profundo de tu ser lo sientas:
te amo,
te amo,
te amo,
y te lo diré mil veces, te lo cantaré en el susurro del viento, te lo demostraré hoy y siempre. Voy a traer a tu vida muchos cambios con los cuales podrás mirar que este amor divino que hoy estás sintiendo, no es producto de tu imaginación, ni es obra de la casualidad. Vas a darte cuenta de que en verdad te amo y que sí soy real.
Aunque las situaciones actuales se vean casi imposibles, aunque tus problemas personales sean muy difíciles, yo no me he olvidado de ti. Estás pasando en verdad por un desierto, pero en este momento de cruel aflicción, no caminas sobre la arena caliente del dolor. Siente ahora cómo te cargo en mis brazos, estás vivo y tendrás paz porque has tenido fe.
Quiero que mis palabras resuenen en tu mente, que las guardes en tu alma siempre, que las hables en voz alta cuando te ataque el dolor, que las escribas con cariño cuando venga la aflicción. Que no hagas caso a esas emociones que quieren derribarte, te lo estoy pidiendo de una manera dulce y suave, con todo mi cariño porque te amo hijita, hijito mío.
Vamos a sentarnos y a platicar del futuro, te abrazaré y en mi abrazo te sentirás seguro. Dime que me amas porque yo también quiero escucharlo. Verás cómo te llenas de gozo y fortaleza cuando tu amor por mí emane de tus labios. ¿Me amas? Amén.