Aunque no me veas…. Te cuido.
Aunque no me sientas… Te toco.
Aunque no lo creas… Te amo, Y aunque a veces lo dudes…Siempre estoy a tu lado.
El cielo y la tierra pasará, pero mi palabra no cambia, mis promesas permanecen, el pacto de bendición y salvación que yo mismo hice contigo se cumplirá, aunque tus enemigos se opongan, aunque los ejércitos del mal te quieran derrotar.
La batalla es real, la lucha es continua, abre tus ojos y mira, debes estar alerta a las constantes amenazas, debes orar cada día y traer a mi presencia a todos los que viven bajo el techo de tu casa y aun aquellas personas que estimas pero que muestran alejadas e indiferentes a ti.
Perdónales, no les juzgues, ruega por ellos. También quiero bendecirles y tú serás el instrumento para ayudarles a salir de cualquier difícil situación. Estás viviendo en un tiempo de muchos retos y yo mismo te escogí para que seas de bendición.
Cambia tu manera de pensar, nunca digas que no tienes valor, aunque cometas errores y te sientas débil, si has caído en un pozo profundo, si te llenas de desesperación grita con todas tus fuerzas:
“¡Fuerte soy! Valiente, vencedor, tenaz, sabio, inteligente, perseverante, persistente, soy hijo del Dios omnipotente.
No seré jamás vencido, y si caigo me levanto, si tropiezo, mis caminos enderezo, dentro de mi vive El Espíritu de Dios.
Los mares se abren, los vientos se calman, las tormentas paran, las llamas del conflicto se apagan, creo en Dios y por su gracia seré siempre vencedor.”
Hijo mío, ve ahora y con confianza habla mi palabra y recuerda: Yo soy tu castillo, tu roca, tu fortaleza, caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra pero a ti el mal no llegará.
¡Te amo!
¡Amén!