¡Bendice, alma mía, al Señor!
¡Bendiga todo mi ser su santo nombre!
¡Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides ninguna de sus bendiciones!
Bendecir a Dios es alabarlo, es adorarlo, es, que en vez de que nuestra mente ande de vagabunda en pensamientos y preocupaciones, voluntariamente pensemos en Dios, y en todas sus bendiciones. Otra traducción dice, sus dones, y otra traducción dice, “sus beneficios”. Sigue leyendo mas abajo.
La idea principal de su palabra es que El quiere que pensemos y meditemos en que todo lo que somos, hacemos, planeamos, deseamos, y todo lo que llegaremos a ser es simple y sencillamente por los beneficios que El nos ha dado. Hay algo de la naturaleza de Dios que no se puede separar, el Ser/Dar … El Es, El da… recordemos que también su palabra dice que para recibir algo de Dios, o incluso para acercarnos a El a adorarle, (sin esperar nada a cambio), el requisito es creer que El da…el da dones, regalos, bendiciones, galardones, etc. Etc. … Sigue leyendo mas abajo.
“Empero sin fe es imposible agradar á Dios; porque es menester que el que á Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Hebreos 11:6 Dios te ha dado, y te dará bendiciones que son para tu bien.
El nunca te dará bendiciones que son para tu mal. Pero te las da para que tu mente, alma, espíritu se llenen de ellas, las pienses, las medites, las platiques, las saludes, las suenes, las testifiques, las compartas.
¡Que tu alma bendiga a Dios siempre y jamás olvides ninguno de sus beneficios!
Escrito por Hermes Alberto Carvajal