El alcoholismo de mi esposo, ha destruido mi familia.

“Déjenme en paz, ¿No sé por qué me molestan tanto? Sigan ya con sus vidas y a mí déjenme tranquilo. Yo no tengo nada, soy una persona con absoluto control de mis actos. ¿Quién dijo que el alcohol me está dominando? Esas son puras mentiras de la gente envidiosa que solo quieren hacerme la vida un imposible”. — Ramón.*

Ramón era un hombre inteligente y trabajador. Era una persona completamente entregada a su familia, —daba gusto como se llevaba ese matrimonio—, decían sus amigos. Nunca nadie imaginó que los problemas del alcoholismo podían cambiar por completo el futuro de este hombre  y el de toda su familia.

Psíquicamente, Ramón estaba sufriendo las graves consecuencias de su abuso con el alcohol. Se convirtió en una persona completamente solitaria, que no le gustaba que le recriminaran su conducta.  Se fue aislando cada día más y más de este mundo, y entró en una depresión que se volvió permanente.

Ramón enfrentó serios problemas de salud: su corazón comenzó a fallar, sus riñones, su hígado, su páncreas; todos los órganos de su cuerpo comenzaron a enfermarse. Él, en su irresponsable ingesta de alcohol, amenazaba con perder la vida en cualquier instante; apostándose ésta una y otra vez, como una persona desesperada queriendo cometer suicidio.

Fueron muchas las ocasiones en que golpeó y maltrato a su esposa e hijos sin sentido alguno. Fueron muchas las agresiones físicas y verbales las que soportaron por muchos años. La paranoia provocada por el alcohol era la causante de todo.

“Ya mi esposo no trabaja, lo despidieron. De todas formas, ya no ayudaba con los gastos; mis hijos han pasado hasta hambre, porque el se gasta hasta el último centavo en el vicio del alcohol”. — Loyda, esposa de Ramón. *

Nada se pudo hacer, fueron inútiles todos los esfuerzos por tratar de ayudar a este pobre hombre. Un trágico día de octubre, un Ramón convertido en un anciano prematuro, murió de un derrame cerebral causado por el uso excesivo del alcohol.

Ramón murió sin reconocer que su alcoholismo era la raíz del pesar de su mujer, de la vergüenza de sus hijos y la preocupación de todos sus amigos y familiares.

Oremos a Dios nuestro Señor, por todas las familias que al igual que la de Ramón, están atravesando esta difícil situación. Supliquemos para que casos como estos, dejen de presentarse en nuestra sociedad. Pedimos por todos esos hogares destruidos por el alcoholismo. Oremos por todos esos hijos maltratados y todas esas buenas esposas que están sufriendo tanto.

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