Esas oraciones que hiciste cuando tus lágrimas caían, no las olvido, escuchaba atento cuando lloraba tu corazón y yo lloraba junto a ti en tu dolor.
Eres mío y estoy pendiente de todo lo que te está pasando. Algunas veces en tu desesperación pensaste que te había abandonado, que mis oídos había cerrado a tu oración, pero aquí está la prueba que estabas pidiendo. Yo mismo te lo estoy demostrando, con mis propios labios te lo estoy diciendo. Tu lloras, yo lloro, tu hablas, yo escucho, tu pides, yo te responderé en mi tiempo y conforme a mi voluntad todas esas peticiones por las que ahora sufre tu corazón.
Tus lágrimas caen en tierra fértil, ninguna de ellas se pierde, tus palabras no son llevadas por el viento, tus oraciones se elevan directamente hasta mi trono celestial.
Haces bien en doblar tus rodillas, ganas muchas batallas cuando oras, todas tus peticiones se atesoran y son respondidas con amor.
No temas, que yo te escucho y siempre te responderé con lo mejor, con cosas mayores, con salidas y soluciones superiores a lo que puedas pensar o imaginar.
Mis planes son más elevados, el lugar a donde te llevaré es más alto, pero sin desmayar tienes que seguir orando, persistiendo y perseverando, clamando, creyendo y cuando sientas ganas de llorar en oración, clama a mi llorando que yo te abrazaré y te mostraré una vez más cuanto te amo.
Busca cada día un lugar donde podamos hablar, a solas, tú y yo. En veces no tendrás que abrir tu boca, no necesitarás decir palabras. Entiendo tu silencio, se lo que necesitas, estoy oyendo lo que me dice tu corazón. ¿Puedes sentir en este momento cuanto te amo y cuan grande por ti es mi amor?
Nunca te abandonaré, siempre estaré pendiente de lo que tienes que decirme, a cada minuto, a cada hora, de día y noche, con todo mi amor, te estoy escuchando. Amén