Hijito mío, empecemos de nuevo. Cada día es una oportunidad valiosa para seguir luchando. Los problemas, las caídas, los desánimos y las quejas de ayer, en el pasado quedaron, sácalas de tu mente, no tienes que arrastrar con una carga que te está haciendo imposible que renueves tu forma de pensar, que hagas las cosas de manera diferente. Empieza por tus palabras, no te hieras a ti mismo con lo que te dices, no siembres derrota en la tierra propia, no dejes que el enemigo trate de convencerte que no podrás cambiar, que tu futuro siempre será igual que ayer y que tu destino está en la depresión y en el olvido. Créeme esto; caminar con la cruz en mis espaldas tuvo un propósito, sufrir el más cruel tormento en una cruz, no fue en vano. También a mí muchos de mis amigos me dejaron, se avergonzaron. Pero mi mirada estaba en lo que sería de tu vida. Un día nacerías y navegarías por una senda de latigazos y desprecios, desde la fundación del mundo lo sabía y también he determinado para ti un galardón y una corona eterna y abundante vida. Todas estas maravillas te esperan, pero cree en mis palabras para que tu mente experimente una verdadera transformación, para que no seas abatido por tus propios pensamientos. ¿Sientes que quieres morir? Yo soy tu vida. Dame la oportunidad de demostrarte que puedo cambiarte totalmente, tanto que muchos no te reconocerán. Donde había tristeza, habrá alegría, donde había depresión, habrá un gigantesco deseo de vivir. Ámate y perdónate, hace mucho que yo de tus errores me olvidé. Acepta mi invitación a que empecemos de nuevo hoy. A la meta llegaremos juntos, así será.
Amén.