Hoy más que nunca me necesitas y yo lo sé. Me gusta que me hables, que te dirijas a mí, que confíes para contarme lo que sientes. Te escuchaba esta mañana, te oía ayer y aunque sean pocas tus palabras, tu sinceridad y tu intención es lo que cuenta. No necesito más, y te lo dije un día, que si tuvieras fe, aunque fuese pequeñita como un granito de mostaza, eso me bastaría para que tu oración se escuche en el trono del cielo, es ahí donde se decide tu destino, desde ahí te envío consuelo, desde ahí te demuestro mi amor. Yo sé lo que necesitas, yo sé lo que te daré. Conforme a mi voluntad, todas mis respuestas siempre serán para tu bien. Por ahora quiero que guardes la calma, cuando venga el temor; acuérdate de mis palabras, cuando a tu puerta toquen las aflicciones; respóndeles con mi Nombre. Diles, Dios es mi proveedor, es quien me rescata siempre y sé que hoy también me ayudará.
Sigue mis instrucciones, guarda mis mandamientos, mantén tus pies en el camino, no mires a la izquierda, no voltees a la derecha, enfócate en la meta que yo tengo para ti.
Hoy nuevamente vendrán muchas distracciones, quieren desviar tu mirada, llenar tu mente con fantasías vanas. Mi palabra es muy clara por eso debes de leerla, de meditarla, de comerla. Así nada ni nadie te hará tambalear mientras caminas, así la duda no tendrá poder sobre tu alma jamás. Como siempre estoy pendiente de tu necesidad y claro que si me importa lo que sientes. Mi paz te dejo, mi paz te doy, recíbela con fe, porque nunca el mundo te dará esta quietud de espíritu que te ofrezco yo. Te escuché cuando dijiste que me necesitabas, en mi presencia recibí tu adoración. Mi respuesta va en camino. Espérala, recíbela, celebra el milagro que haré en ti hoy.
Amén.