Llora, no detengas más tu llanto, que tu pecho se desborda de tantas emociones agitadas convertidas en olas. Llora, tú y yo lo sabemos, hay tantas tormentas en tu mente y tu alma está cansada, no tienes que ocultarme lo que sientes; a mí me puedes hablar con la verdad porque prefiero tu sinceridad.
Tus lágrimas lavan mis pies y cuando clamas, me conmueves. Lloras de dolor, lloras cuando se acaban tus palabras y no alcanzas a expresar tantos sentimientos, tantas cosas que de repente llegan a sacudir tu vida. Lloras cuando has llegado al límite de tu fortaleza, cuando enfrentas una pared fría y frustrado por no poder seguir, doblas tus rodillas, sientes que has fallado, pero no es así. Has llegado al momento de reconocer que solamente de mi mano podrás hacer retroceder los obstáculos que frente a ti miras.
Hoy es el día de tu libertad, no tienes porque aguantar mas tantas humillaciones, no tienes porque soportar tanto desprecio si crees con fe que un día vino a esta tierra el rey del cielo, a sufrir por ti todo el dolor y todos los tormentos que pudieran ser posibles, si crees en tu corazón que yo entregué mi vida en una cruz por ti, para que seas libre, para que tu puedas en verdad vivir.
Llénate de este valor del cual hoy te estoy llenando, siéntelo, como tu ser con mi poder está sanando y te doy este día una valentía y unas fuerzas que te ayudarán a levantarte y a alejarte de esas cosas que te están causando tanta angustia y aflicción.
Ve ahora con confianza a enfrentar el día, te lleno hoy de paz y fuerza, nadie podrá robarte esta alegría. Aquí seguiré a tu lado si deseas hablar conmigo, contarme cómo te ha ido y si quieres volver a mis brazos y llorar, ven y llora que yo te recibiré, te abrazaré con todo mi cariño.
Amén