Mientras lees estas palabras sentirás mi presencia, siente mi amor cómo te llena, percibe este abrazo que te doy y te llenarás de fuerzas, de dulzura, de una paz sobrenatural. Ya no te debes preocupar, no te atormentes a ti mismo. Hay cosas que tengo en mis manos y de esas cosas, yo me encargaré y quiero que tú descanses, que confíes, que creas en mí con la inocencia de un niño y no pongas en duda todo lo que en ti muy pronto voy a hacer.
Cambiaré tu vida, quitaré tu soledad, sanaré tu alma, borraré para siempre las huellas del dolor que llevas en tu corazón, esas heridas que aún sangraban y que no te permitían ver todas las bendiciones que yo te quiero dar.
Perdiste tantas cosas que amabas, hay personas que querías tanto y hoy no están, pero no es tu culpa. Deja de pensar en todo lo que podrías haber hecho para no estar viviendo hoy este dolor. Te lo repito, no es tu culpa, no te hieras a ti mismo. Hay preguntas que me has hecho que un día te responderé yo mismo, pero ese tiempo aún no llega. Tienes mucho camino por andar, muchas cosas que hacer, muchas montañas que subir, muchos obstáculos por vencer, para que crezcas más, para que te hagas más fuerte, para que seas de bendición aquellos que aún siguen a tu lado, a los que si te aman y con cariño desean verte para que alimentes sus almas.
Entrégame todo tu dolor, no lleves más sobre tus espaldas una carga tan dolorosa que yo no te estoy dando. Pon tu pasado ante mis pies, dame de una vez por todas todos los recuerdos que te están lastimando y dedícame cada día un tiempo, en silencio, alejado del bullicio, de los ruidos y en este tiempo en soledad, te mostraré de una manera sobrenatural cuánto te amo y que estaré contigo siempre.
Tu vida está cambiando, todo será diferente, ya no llorarás más por los desprecios y los ataques de la gente. Estás leyendo estas palabras, estás sintiendo mi amor, guárdalo como el tesoro más valioso que tienes en tu corazón. Amén.