No te angusties este día, pon en mis manos todos tus problemas y confía. Descansa tu cabecita en mi hombro y permíteme hacer a un lado los obstáculos que entristecen tu vida. Busca mi ayuda en ese momento cuando sabes que me necesitas, no esperes más, no luches con tus propias fuerzas, para eso estoy aquí, yo quiero llenarte de fortaleza y de deseos de vivir.
Déjame abrazarte en este momento incierto, tienes que acostumbrarte a recibir tanto amor, tienes que aceptarlo, para que te sientas mejor y entiendas que puedes lograr muchas cosas, si caminas con la seguridad de que nadie te ama más que yo.
No es mi voluntad que pierdas tu alegría, tal vez pienses que los problemas te han derribado, pero no has sido destruido, muchas cosas que has enfrentado, son parte de mi plan para que seas fortalecido. Yo te ayudaré a vencer porque quiero que subas a la montaña más alta, quiero que brille majestuosamente mi presencia en tu alma y que cuando llegues al nivel más alto, reconozcas cuánto te he ayudado, te atrevas a seguir luchando y avanzando porque aún habrá muchas bendiciones más, que en tu vida que deseo derramar.
Cierra tus ojos, háblame confiado, quiero oír tu oración, quiero escucharte y responderte. Me gusta verte sonreír, cuando sientes, cuando sabes que yo te estoy hablando. Pero, así como me escuchas, también quiero que me creas y me obedezcas, que tomes la determinación de no dejarte agobiar por tantas luchas, porque sabes bien que en cada prueba que atravieses, yo estaré contigo y te libraré.
En ese momento en que la angustia y la desesperación te vengan a atacar, ven a mi presencia, yo te fortaleceré una vez más. Amén.