1 Pedro 2:19
“Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente”.
A veces, Dios nos envía sufrimientos porque estos nos harán más fuertes, porque nos alejan de algo no deseado o porque simplemente existe un bien mayor para nosotros.
Sobrellevar el sufrimiento injusto e inmerecido arroja una luz sagrada y única emanada de la gracia de Dios. A veces, sufriendo, podemos entender que hay algo más importante para nosotros que nuestra comodidad física inmediata.
Por otra parte, nuestro sufrimiento demuestra al mundo que valoramos algo por encima de nuestro propio bienestar o reputación. Revela que, cuando todos los apoyos humanos artificiales son eliminados, la gracia sustentadora de Dios es todo lo que necesitamos.
Entonces, ¿qué quiere decir Pedro cuando dice que “nos acordamos de Dios “cuando sufrimos y soportamos de esta manera?
Significa que nos preocupamos más por Dios, por su verdad y por su plenitud que por nosotros mismos.
Así es, significa también que estamos pensando en cómo podría ser glorificado en lugar de cómo podríamos ser reivindicados terrenalmente. Significa que, como Jesús, tenemos la plena confianza en que Dios hará que prevalezca la justicia y que no necesitamos perseguirla nosotros mismos.
En otras palabras, significa que somos tan conscientes de su amor y su compromiso para con nosotros, que no tenemos problemas en esperar Su tiempo.
El sufrimiento es parte del «llamado» de Dios de cada creyente (1 Pedro 2:21).
“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas”.
Ser maltratado y herido o ser acusado, humillado y calumniado y, sin embargo, no devolver mal por mal es parte de nuestro llamado como hijos de Dios.
Pedro lo dice de nuevo con mayor fuerza y claridad en 1 Pedro 3: 9 “no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”.
Por lo tanto, si eres un seguidor de Jesús y fiel creyente, de lo único que puedes estar seguro es de que cualquier cosa que te haga sufrir no es una condena por un pecado, no es un juicio de Dios, no es la ira de Dios provocada por tus errores. Recuerda que por todo eso, Jesús sufrió en tu lugar.
1 Pedro 2:24
“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.