¿Quiénes son más afectados por depresión, hombres o mujeres?
Si bien la depresión afecta a hombres y a mujeres por igual, estadísticamente la taza de mujeres afectadas es del doble que la de los hombres. Esta cifra se da en ambos casos sin importar el grupo étnico o el nivel socioeconómico. Algunos expertos incluso proponen que el modo de crianza de las niñas es lo que ocasiona que la taza de mujeres deprimidas sea tan elevada.
Es entre las edades que van de los 11 a 13 años en los que las estadísticas de la depresión en hombres y mujeres comienzan a diferenciarse. Para los 15 años hay una gran probabilidad que las mujeres hayan sufrido un episodio depresivo durante la adolescencia que es cuando se empieza a tener responsabilidades y los roles y expectativas cambian dramáticamente.
Esto se debe principalmente a las diferencias biológicas. Los cambios hormonales en las mujeres como el estrógeno y progesterona suelen afectar a menudo su estado de ánimo y su química cerebral.
Los cambios en el ciclo menstrual, embarazos (la llamada depresión posparto), aborto, el cuidado de los niños, el estrés del cuidado del hogar y el mantenimiento de un empleo a la vez, la menopausia…
Las mujeres también son más vulnerables a heredar esta tendencia de los genes de sus antecesores. Aunque no en todos los casos llega a activarse la enfermedad ya que esto depende varios factores ambientales y de su entorno.
Suelen ser más afectadas ante situaciones de estrés como lo puede ser la pérdida de un ser querido, una relación abusiva o el abuso en la infancia y son más propensas a sufrir el trastorno de ansiedad coexistente que a menudo acompaña a los trastornos depresivos.
El índice de la depresión en los hombres es en parte más bajo ya que normalmente no suelen diagnosticarse, ya sea por confusión o minimización de los síntomas y porque es más reacio en comparación con la mujer a buscar ayuda.
Es frecuente que este trastorno vaya acompañado a una enfermedad coronaria tanto en hombres como en mujeres pero sólo en los hombres la tasa de mortandad es más alta en este caso.
Dependiendo del tipo de depresión que se sufra el tratamiento deberá ser diferente en las mujeres. Por ejemplo, una mujer con síndrome premenstrual podría necesitar un tratamiento hormonal especial además del tratamiento psicoterapéutico.
¿Qué edades son más afectadas? / Las edades más vulnerables a la depresión: Depresión en la tercera edad.
Los cambios y obstáculos que nos suceden con el correr del tiempo, pueden hacernos propensos a sufrir depresión siendo adultos. Es por ello que los adultos mayores son los más vulnerables a esta enfermedad.
Algunas causas que pueden provocar depresión en esta etapa de la vida son:
*Sensación de soledad.
Por haber perdido seres queridos, o la pareja o sufrir alejamiento de ellos. Imposibilidad de realizar las actividades que realizaban cuando jóvenes.
*Perdida de la razón de existir.
Por haberse retirado del trabajo y actividad que realizaban dándoles las sensación de sentirse inútiles.
*Enfermedad.
Tener un gran número de problemas de salud. En algunos casos pueden sufrir de una o varias dolencias crónicas o de discapacidad.
*Miedo.
Temor a la muerte, miedo a la inestabilidad financiera debido a retiro o miedo de padecer problemas de salud o enfermedades graves.
*Medicación.
La combinación de ciertos medicamentos sobre todo en la vejez donde suele tomar y combinar distinto remedios pueden desencadenarla.
*Malnutrición.
Muchos pueden conservar hábitos alimenticios nocivos de su juventud que no llenan sus necesidades nutricionales en la actualidad.
*No sentirse triste o negar estar deprimido.
Los adultos mayores deprimidos no suelen manifestar tristeza. Sin embargo ciertos comportamientos pueden demostrarnos que este mal los aqueja. Algunos ejemplos son: No tener interés en el cuidado personal, no ser higiénico u olvidarse frecuentemente de tomar los medicamentos y saltarse comidas.
También pueden sufrir de dolores frecuentes inexplicables, circulación lenta, irritabilidad, sentirse ansiosos y preocupados a menudo y sufrir pérdida de memoria.
Tratamiento.
Puede resultar difícil ofrecer ayuda a una persona de este rango de edad, ya que muchas de estas personas fueron criadas en una época dónde las enfermedades mentales eran mal entendidas y pueden restarle importancia a su condición, o sentirse avergonzados de la misma y ocultarla.
Si tenemos un ser querido mayor con estos síntomas, escuchémoslo con paciencia y compasión. Incentívelo a salir de casa y realizar actividades que solía disfrutar: paseos al aire libre, ir al cine,etc.
También puede organizar reuniones más frecuentes con sus amigos y parientes que no vea hace un tiempo.
Anímelo a unirse a grupos de autoayuda con gente de su misma edad. También puede sugerirle que aprenda una nueva habilidad o unirse a un grupo caritativo donde pueda sentirse activo y útil ayudando a otros.
Es importante siempre estar atento al estado de ánimo y a frases que puedan denotar intentos de suicidio.
Bríndele una sana compañía y conversación animada, escuche sus historias.
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