Responde a mi clamor,
Dios mío y defensor mío.
Dame alivio cuando esté angustiado,
apiádate de mí y escucha mi oración.
Y ustedes, señores,
¿hasta cuándo cambiarán mi gloria en vergüenza?
¿Hasta cuándo amarán ídolos vanos
e irán en pos de lo ilusorio?
Sepan que el Señor honra al que le es fiel;
el Señor me escucha cuando lo llamo.
Si se enojan, no pequen;
en la quietud el descanso nocturno
examínense el corazón.
Ofrezcan sacrificios de justicia
y confíen en el Señor.
Muchos son los que dicen:
¿Quién puede mostrarnos algún bien?
¡Haz, Señor, que sobre nosotros
brille la luz de tu rostro!
Tú has hecho que mi corazón rebose de alegría,
alegría mayor que la que tienen los que disfrutan de trigo y vino en abundancia.
En paz me acuesto y me duermo,
porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado.
Así como dice el Salmo anterior, nuestra confianza debe de estar puesta en Dios siempre. La vida nos traerá muchos retos día a día, semana tras semana, pero nuestra paz, esperanza, nuestra vida y esperanza debe estar siempre en nuestro Todopoderoso Dios. Créelo, porque así es y así será.