Se acaba el mes, pero no se acaba la vida,
Se acerca el final del año, pero el amor de Dios no tiene fin,
mañana es un día nuevo y nuevas las misericordias de Dios son.
Porque a los que ama, Dios les renueva sus fuerzas, su paz, su gozo, su deseo de vivir.
El cuerpo humano se cansa pues carne es, la mente a veces se llena de aflicción.
Enfrentamos cada día a un mundo cruel que busca cansarnos con dolor y confusión, pero aún antes de abrir nuestros ojos, antes de que brille en la mañana el sol, la gracia de Dios ya ha rodeado nuestra vida con la fortaleza, el ánimo y el nuevo aliento que nos llena de la felicidad y la determinación que Él sabe que necesitaremos para nuestra jornada empezar.
Y aún si fallásemos, Dios siempre nos recuerda que Él es fiel, no estamos solos ni desamparados, tenemos quien nos defiende, tenemos nuestro abogado defensor, Cristo Jesús Rey de Reyes y Señor de Señores, a sus ángeles que ha mandado para que nuestros brazos levanten y protejan nuestro caminar y así, no tropezaremos, ni claudicaremos, ni nos daremos por vencidos ante los ataques y mentiras del traicionero enemigo.
Porque Jesús nos ha prometido que sobre serpientes y escorpiones pisaremos y podremos pararnos firmes por encima de todo tipo conflictos, de problemas y desilusiones y en todas las batallas que tengamos que enfrentar saldremos vencedores.
Porque nada nos podrá hacer daño, su palabra lo confirma y así es: nada, nada, nada nos dañará.
Tú lo crees, yo lo creo, mañana es otro día, empieza un mes nuevo y se abrirán las puertas de la bendición; caminaremos hacia ella, hacia la presencia de Dios; nos alimentaremos de su amor, de su palabra; junto a Él, una vez más, venceremos, venceremos en El Nombre de Jesús.