Cada día abrigamos nuevas esperanzas. Siempre pensamos que con cada nuevo amanecer se borrará la experiencia negativa que tuvimos el día anterior. Pero, ¿qué pasa cuando seguimos viendo dolor, sintiendo el mismo pesar, los mismos temores, la misma sensación de desánimo?
Cuando vives una experiencia que te marca para siempre, probablemente, jamás vuelvas a ser igual. Pero, la Palabra claramente nos enseña que debes «Examinadlo todo; retened lo bueno”. 1 Tesalonicenses 5:21-22
Ciertamente estas son palabras muy sabias. Tienes que aprender a «tomar lo bueno y desechar lo malo». Debes aprender a no dejar que los demás quieran descargar todo un mal día sobre ti. Es necesario que le entregues tu carga a Él. De lo contrario, andarás por ahí temeroso, de mal humor o desesperanzado.
Recuerda que Él ha prometido que sus misericordias serán renovadas cada día.
«Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.», Lamentaciones 3:22-23
Por tanto, alégrate y espera en Él. No te desanimes y confía en Él.
Ahora con mucha fe pídele a Dios que abra tus ojos y oídos espirituales para que puedas ver y escuchar cuándo estás oyendo y creyendole al desánimo, en lugar de oír y creerle a Él. No olvides que sus ovejas reconocen Su voz y le siguen.
OREMOS: