10 Veces Mejores…

Siempre que puedo me gusta hablar de un hombre que para mí es uno de los mejores ejemplos a seguir de la Biblia. De hecho, toda chica debería tener en el corazón para proyectar su oración a Dios por su futuro idóneo, y, si tú ya estas casada, creo que de igual forma puedes ponerte en oración para que el hermoso idóneo que el Señor te dio sea conforme a Su voluntad.

La vida de este hombre se narra en el libro de su mismo nombre: Daniel, este hermoso muchacho era un príncipe de la casa de Israel.

La Biblia narra que durante el año tercero del reinado de Joacim, rey de Juda, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia a Jerusalén y la sitió. En este enfrentamiento el rey babilónico toma para sí los utensilios de la casa de Dios para llevarlos a su país a la casa de sus dioses, así como también tomaron a los príncipes de linaje real que tuvieran ciertas características para llevárselos en cautiverio.

Las cualidades que describe la Biblia de este joven son impresionantes, a mi entendimiento. El rey de Babilonia había encargado al jefe de sus eunucos que tomara a aquellos que tuvieran las siguientes características:

“Muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos”.

Daniel 1:4

Que modelo ideal debió ser Daniel, para describir tales características en un joven. Aunque la historia parece que siguiera una línea trágica, para Dios nada sale de control.

Daniel estaba rodeado de sus amigos, buenos amigos, muchachos que tenían las mismas características que él, y este es un buen punto para hacer una pausa a la historia y recomendarte algo para que guardes en tu corazón. Recuerda que el tipo de persona con la que más te relaciones, determinará tu forma de actuar, pensar y sentir. Por tanto, busca buenos amigos, como dice la Biblia en el Libro de Proverbios 13:20: “El que anda con sabios, será sabio”.

Volviendo a la historia, Daniel y sus amigos fueron llevados en cautiverio a Babilonia, lejos de su pueblo, lejos de su familia, lejos de todo lo que ellos amaban, como la casa de Dios, donde adoraban con mucho al amor al Señor.

Como nueva adquisición del rey de Babilonia, se les asignó ración de alimentos del rey para cada uno de ellos, como lo describe el pasaje:

Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey.

Daniel 1:5

Estoy segura de que cualquiera de nosotros que obtuviera un ascenso en el trabajo o si alguna autoridad nos invita a comer con ellos o participar de alguna reunión importante, estoy muy segura de que muchos participaríamos sin pensarlo dos veces.

Sin embargo, Daniel hace algo impredecible, él se negó de comer y beber de lo que el rey se servía:

“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse (verso 8).

Daniel había consagrado su vida entera a Dios y no permitiría que nada desagradable contamine su vida que tanto había dedicado al Señor.

Algunos de los alimentos consumidos por los babilonios se encontraban prohibidos por la ley. Los babilonios, como otros paganos, comían animales que no habían sido adecuadamente desangrados, y estos así estaban en violación de la ley; y los paganos consagraban lo que consumían en sus festividades ofreciendo parte de la comida y la bebida como sacrificio a sus dioses. Por lo tanto, consumir tales alimentos sería participar de la adoración de dioses falsos.

Daniel era estrictamente leal al Señor y rehusó participar en toda práctica relacionada con algo impuro o idólatra. Aunque en algunas ocasiones su vida estuvo en peligro por causa de los celos de hombres malvados, vivió tan perfectamente que el Señor continuamente lo protegió y lo preservó.

Querido amigo, Daniel fue un gran ejemplo de vida de consagración a Dios, él entendió que no todo lo que viene de un rey es bueno para nosotros. Fue muy cuidadoso de su andar con Dios y se cuidó de todo lo que el mundo le ofreció.

¡Aprendamos de este gran hombre!

¡Dios te bendiga!

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