Makenzie y Steven Schultz, (de Cedar Rapids, Iowa) fueron a celebrar su aniversario de boda a un nuevo restaurante luego de haber contratado los servicios de una niñera un sábado por la noche. En dicho restaurante recibieron un servicio pésimo, por no usar otro calificativo más fuerte. Las órdenes tardaron una eternidad y no se les prestó la debida atención a las mismas. Cuando pidieron la cuenta, se percataron de que el total fue de USD 66.65, sin embargo, hicieron algo que tal vez para muchos no tenga sentido, dejaron una propina de USD 100. ¿La razón? Lo explican en Facebook.
Dijeron que el servicio fue terrible. El mismo demoró 20 minutos en darles agua, 40 minutos para los aperitivos y, para el platillo principal, se tardaron una más de una hora. Agregaron que los demás comensales no paraban de criticar el lugar y hablar de su mal servicio. Pero al final se dieron cuenta de que el mesero no era el problema, sino que en el lugar estaban faltos de personal. El pobre mesero estaba frenético de un lado a otro siempre con buen ánimo e incluso les llegó a comentar que debía atender 12 mesas. Mackenzie dijo que para ellos como comensales es muy fácil quejarse y criticar sin mayor miramiento el servicio, pero en ocasiones hay preguntarse el porqué de las cosas. Ellos estaban conscientes de lo que ocurría porque ya habían pasado por lo mismo, de modo que hicieron lo que debían hacer, premiar al mesero con una gran propina ya que se lo merecía.
Y es que esta pareja se conoció cuando ambos trabajaban como camareros en un restaurante, saben que en ocasiones la cocina se vuelve algo caótica y los que están a cargo de las mesas no tienen culpa de esa situación. Sin embargo, ellos dicen que los clientes a menudo insisten en descargar su enojo con este personal castigándolos con propinas muy malas cuando en realidad están esforzándose más que nunca. La propina que le dieron a ese mesero fue del 150%.
