Ser «espiritual» sin religión puede volverte loco, dice este estudio…
Un nuevo estudio publicado en la prestigiosa revista científica British Journal of Psychiatry, concluyó que las personas llamadas «espirituales» son más proclives a desarrollar ansiedad, trastornos alimenticios, fobias y neurosis, entre otras enfermedades. También son más propensos a necesitar medicamentos contra trastornos mentales.
El profesor Michael King y su equipo de la Unidad de Ciencias de la Salud Mental de la Universidad College de Londres realizaron esta encuesta entre 7.400 hombres y mujeres de un cuestionario complejo. Se descubrió que el 35% dice que son «religiosos» porque asisten a las iglesias, sinagogas u otros templos, y el 85% de ellos son cristianos.
Aproximadamente el 46% de los entrevistados no tienen creencias religiosas, agnósticos o ateos y no se consideran espirituales. Sólo el 19 %, se consideran «espirituales», pero no participan en ningún tipo de religión organizada.
Es en este grupo que los investigadores identificaron los principales problemas: 50% de ellos padecen de ansiedad y 72% adolece de alguna fobia. Al mismo tiempo, existe un 77% más de riesgo de adicción a las drogas y el 37% de riesgo a desarrollar trastornos neurológicos. También un 40% tiene más probabilidad de necesitar tratamiento farmacológico.
King dice que el principal descubrimiento es «estas personas que tienen creencias espirituales fuera de cualquier religión organizada son más propensas a sufrir de estos males que quienes tienen una comprensión religiosa de la vida.»
Ser «espiritual pero no religioso» es difícil de definir. La frase la utilizan generalmente personas que no asisten a la iglesia, los escépticos que creen en algún tipo de poder superior, pero no divino; también se utiliza para las personas que mezclan diferentes credos.
Según Luhrmann, la religión organizada ofrece tres puntos beneficiosos: el apoyo social, la idea de un Dios amoroso y la práctica regular de la oración.
«Cuando usted se considera espiritual, pero no religioso, está perdiendo dos de esos puntos», pues «no basta una creencia genérica en Dios, hay que entender cómo funciona todo».