Queremos orar por ti en este día de una manera ferviente y poderosa. Somos miles los que oramos por ti, únete y ora por otros con respeto. Únete a creer en los milagros.
En los tiempos difíciles Dios manifiesta su misericordia. Su palabra dice: “si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra”.
Si sientes que te has alejado de Dios es momento para regresar a Él.
Empieza con pasos muy sencillos. Simplemente pídele perdón por tus faltas, aléjate de ellas, y busca a Dios, ora, cada día. En el tiempo que puedas. Dios te va a escuchar, tenlo por seguro. El no miente, El te va a responder.
Pídele sensibilidad a Dios para que puedas reconocer si hay algún error o pecado “oculto” en tu vida. Muchas veces estamos tan enfocados en nuestros problemas o situaciones que no nos damos cuenta de que estamos lastimando a las personas con palabras, actitudes o recibiendo y propagando calumnias o “chismes” que parecen sencillos y simples, pero que al final pueden generar dolor, violencia y muerte en la vida de una persona.
Hay palabras que ofenden al Espíritu Santo. La biblia dice que de una misma fuente no puede salir agua dulce y agua salada.
Conozco a una persona que le gustaba ponerle “nombres” a la gente y hacer bromas “inocentes”. Una vez esta persona le escribió un mensaje “anónimo” a una amiga burlándose de su aspecto físico.
Era una “bromita”, pero cuando la amiga leyó el mensaje se deprimió tanto que terminó en el hospital y tuvo una crisis nerviosa. Hay personas muy sensibles, no todos entienden las bromas y menos cuando estas tienen que ver con algo tan personal como el aspecto físico.
Por eso, es mejor no hacer lo que no queremos que nos hagan a nosotros.
Jesús de hecho lo dijo. Es la regla de oro “Así pues, hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes; porque en eso se resumen la ley y los profetas” Mateo 7:12 … Hay que tratar a la gente como queremos que nos traten, y no hay que tratar a la gente como no queremos que nos traten.
Esas “cositas” suelen ser errores y pecados ocultos, no nos damos cuenta, o no creemos que sean ofensivos. A veces nos asustamos de pecados escandalosos, pero permitimos odio, calumnia, mentira, discriminación, etc. No podemos juzgar, porque no conocemos la vida de la gente ni sus razones para hacer lo que hacen, o para ser como ellos han decidido ser. No juzguemos para no ser juzgados.
Queremos orar por ti. Que Dios te guie a una relación mas profunda en su Espíritu Santo.
Amén