¿Has podido ver como buscas de Dios incansablemente, pero sientes que no escucha ni aprueba tus suplicas?
Puedo asegurarte de que tiene mucho que ver con la forma en que nosotros vivimos, forma de vida que Dios ha creado.
En ocasiones no tenemos respuesta de Dios porque no pedimos lo que en verdad necesitamos, a veces pedimos para gastar en nuestros propios deleites sin ver la necesidad de los demás.
La palabra de Dios nos enseña que cuando pedimos y no recibimos es porque pedimos mal, y cuando este tipo de cosas suceden en nuestras vidas estamos siendo formados en Dios.
Hay momentos en los que nosotros mismos no sabemos lo que necesitamos: En ocasiones rogamos a nuestro Señor para que nos entregue lo que supuestamente necesitamos obviando bruscamente la voluntad de Dios, la que es buena, agradable y Perfecta.
Deposita tu futuro al Señor sin temor alguno, suplícale que te dirija por senderos de gracia y de bendición. Es muy probable que no entiendas la forma en la que Dios trabaja y lo que sucede a tu alrededor, pero sé que cuando verdaderamente conozcas de Dios, tu vida entenderá absolutamente todo.
Cuando veas que no estas obteniendo de parte de Dios lo que pides, enfócate en sacar lo positivo, cada práctica deja siempre algo bueno por aprender:
Piensa en que le suplicas a Dios que te ayude con un examen en la universidad, pero el resultado es negativo. Lo más probable es que tengas que comprender que debes tener más fe, más honestidad y renovar el carácter, de manera que pronto puedas ver los planes y propósitos de Dios materializados.
Debes aprender a esperar en Dios: en las ocasiones en que buscamos de Dios a través del ruego, salimos de ese lugar en donde estamos rápidamente para recibir las bendiciones, pero esa no es la forma en la que Dios trabaja.
Es por eso que debemos tener una comunión con el Señor, creer que él está atento a todas nuestras oraciones y que puedas testificar convicción, porque el Señor es amor y trabajara en función de tu bienestar y el de que cada familiar tuyo. Amen.