Amado Dios, Rey Salvador y Padre celestial que moras en las alturas de los cielos, te doy gracias por un nuevo día. Gracias porque por tu misericordia puedo ver un nuevo día.
Te pido que perdones mis ofensas contra ti; sé que a cada momento te ofendo con mis palabras, con mis acciones, aún con mis pensamientos, pero tu sangre es suficiente para limpiarme de todo pecado. No merezco el asombroso regalo de tu amor, pero cada día me colmas de él.
Gracias oh Dios del cielo por tu infinito amor; pues siendo inmerecedor viniste a mostrar la mayor prueba de amor que pudiera existir, muriendo en la cruz del calvario por mis pecados y haciéndome limpio; y todo por amor.
Te pido, oh Señor, que pueda yo mostrar a otros ese mismo amor, siendo dispuesto en cada momento a ayudar, extendiendo una mano amiga desinteresada a todo aquel que lo necesite.
Gracias Jesús por amarme primero, con mis fallas y defectos, tal cual soy me amas, y eso no lo merezco. Que pueda ser mejor cada día por amor a ti y en honor a tu nombre. Ilumina mis pasos cada día y guíame por la senda que debo andar.
No me permitas caer en la tentación de guardar rencor o amargura en mi corazón. Permite que pueda cada día llenarme de tu amor, experimentar tu gracia en mí, ser transformado por tu amor. Inmerecedor soy de tu amor.
Enséñame a, como manda tu palabra, amar a mi prójimo como a mí mismo. Inmenso amor el tuyo hacia mí, no tengo como agradecerte tanto amor. Muchas gracias Señor, en el nombre de Jesús, amén.