Guía práctica para padres de adolescentes

Guía práctica para padres de adolescentes

Guía práctica para padres de adolescentes

Guía práctica para padres de adolescentes

 

 «Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros».(Sócrates)

Ya por el año 400 antes de Cristo, Sócrates, uno de los mayores filósofos de todos los tiempos, describía esta etapa de la vida como una tiranía. Frase que, si la trasladamos a nuestros días, podría claramente entenderse sin reparar en que más de dos mil años han pasado.

Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cinco personas en el mundo es adolescente, o sea tiene entre 11 y 19 años, y se encuentra en la etapa que –según definen los diccionarios– “sucede a la niñez y transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo”.

Pero… ¡cuántos sucesos ocurren en ese lapso!

Consejos para enfrentar algunos de ellos son analizados aquí, y si bien no pretenden ser una solución absoluta, consisten en pautas a seguir para una mejor convivencia con su hijo adolescente y con la finalidad de apoyarlo en este difícil proceso, por el que todos los padres han pasado ya. Es imposible dar respuestas faciles y soluciones definitivas a cada situación que usted esté pasando con su hijo adolescente. Y le voy a decir porque: NO TODOS LOS JOVENES SON IGUALES, ni en personalidad, no en el trasfondo de su herecencia genetica, su educación, las experiencias vividas, lo cual todo lo anterior ayuda a la formación o transformación de su caracter.

Como padres tenemos que aceptar esta realidad, y enfrentarla con valor. No todos nuestros hijos pueden ser tratados exactamente de la misma manera.

Según la psicoanalista austríaca Ana Freud, la adolescencia es “el momento de las contradicciones entre la introversión y la extroversión, la independencia y la dependencia, el fanatismo y la apatía”.

Aunque actualmente esas características se mantienen, los adolescentes de hoy en día se enfrentan a retos específicos dados por los cambios en la tecnología y la era del modernismo. Ya es una verdad absoluta que los adolescentes de hoy están conectados con el mundo a veces de forma tan virtual que les cuesta reconocer lo que es real, son verdaderos autómatas que funcionan a la velocidad de Internet.

Por eso hay menos paciencia en los adolescentes. Y los padres de hoy, además, “se han educado en no educarla. Hay una tendencia tremenda de estar complaciendo a los hijos permanentemente, de no permitir que estén aburridos, y por eso hay que entretenerlos. Si no obtienen lo que quieren, se genera entonces una intolerancia tremenda”. Así lo explica la psicóloga chilena Pilar Sordo, quien asegura que los padres de hoy les tienen “miedo” a sus hijos.

No olvides mis enseñanzas, hijo mío; guarda en tu memoria mis mandamientos, y tendrás una vida larga y llena de felicidad. No abandones nunca el amor y la verdad; llévalos contigo como un collar. Grábatelos en la mente,  y tendrás el favor y el aprecio de Dios y de los hombres. Proverbios 3:1-4

No tema a su hijo, sepa decir “no”

En tal sentido, Sordo asegura que la actual generación de adultos tuvo miedo de sus padres y “ahora le tiene terror a sus hijos”.

“Los padres hoy no quieren ser desagradables. Erróneamente entendieron a la educación como que tenían que ser amigos de sus hijos, lo cual es una obviedad porque la amistad viene gratis con el amor…”, explica, aclarando que los padres en algún momento tienen que ser “desagradables”, para educar, para disciplinar y poder decir “no”.

“Y ese es un costo que muchos padres hoy no quieren pagar, por eso satisfacen a sus hijos con cosas. Con eso los hacen cada vez menos tolerantes”, asegura.

Es normal que entre los 15 y los 18 años, por establecer un parámetro, en el choque entre la pubertad y la adolescencia, se da siempre la experiencia de la búsqueda de la identidad, tratando de definir qué tipo de persona será cada uno. Y eso pasa siempre, indefectiblemente.

Por eso el padre o madre deben actuar con firmeza pero ternura, recordando que si bien pueden ser amigos de sus hijos, no son solo sus amigos, sino que en primer lugar son sus padres. Primero y antes que nada, son sus padres. La biblia dice:

Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor. Efesios 6:4

 

No insista en darle lo que usted no tuvo o en evitar que sufra lo mismo que usted

Muchos padres afirman constantemente que quieren dar a sus hijos lo que ellos no tuvieron, lo cual es un pensamiento irracional, porque obviamente, aunque usted no haga nada, ya sus hijos van a tener lo que usted no tuvo. Vale decir, cosas como Internet en forma permanente, tecnología digital en permanente evolución a su alrededor, entre otras cosas que usted ni soñaba en su propia adolescencia. También se mantiene el pensamiento de “que no pasen lo que yo pasé”, pero en su fuero interior usted sabe que lo que atravesó como generación adolescente no fue tan malo, pues vivió infinidad de situaciones que, en la sabiduría de la adultez, seguramente ha agradecido porque sirvieron para formar su temple y carácter. Los adolescentes son el espejo de la sociedad en la que están inmersos, pero a la vez tienen cosas en común con los adolescentes de todas las épocas. Eso deben entenderlo los padres de hoy, que mientras buscan proteger a sus hijos de todo y de todos, evitándoles sin fin de “problemas”, solamente les están creando otro tipo de “problemas”. Hay características de esta etapa que se mantienen, por ejemplo el sentimiento de soledad, que en algunos casos puede volverse recurrente y complicado por tanto enfocarse en sí mismo; de ahí que también haya cierto egoísmo. Por supuesto que las relaciones con los padres cambian e impera ante ellos una actitud de rebeldía y protesta  –ante la autoridad, cualquiera sea–, así como gran empatía hacia los pares, es decir, otros adolescentes.

Feliz el que halla sabiduría, el que obtiene inteligencia; porque son más provechosas que la plata y rinden mayores beneficios que el oro. La sabiduría vale más que las piedras preciosas: ¡ni aun las cosas más deseables se le pueden comparar! Proverbios 3:13-15

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