Guía práctica para padres de adolescentes – Oriéntelo con amor
No se enfade si su hijo comete errores, oriéntelo con amor
Sabido es que de los errores se aprende. Con los adolescentes no podía ser diferente. Los errores ayudan a su hijo a hacerse responsable de sus propios actos. En estos casos, lo mejor es no enojarse, sino orientarlo, convirtiendo las discusiones en soluciones. Parece difícil, pero es sobre todo una cuestión de práctica.
Por ejemplo, si entra a su habitación y debe abrirse paso entre una montaña de ropa, papeles y envases vacíos de gaseosas, en lugar de un “¡Qué desordenado eres!” sonará mucho más agradable y tendrá mejor efecto decir: “Qué pena encontrar tu ropa y tus papeles en el suelo”.
En lugar de decir: “¡Llegaste tarde otra vez, qué irresponsable eres!”, sonará mucho mejor decir: “me preocupo mucho por ti cuando se hace tarde y no llegas, pues empiezo a pensar que algo podría haberte pasado. ¿Podríamos hacer algo para que llegues a casa en hora o avisarme si demoras?”.
Seguramente así podrá resolver problemas de una manera saludable, sin malgastar energías en gritos o reproches que a nada conducen. Recuerde estar siempre dispuesto a negociar, pero sin chantaje, estableciendo compromisos con cosas que realmente valgan la pena.
Corrige a tu hijo y te hará vivir tranquilo, y te dará muchas satisfacciones. Proverbios 29:17
En lugar de criticarlo, refuerce su autoestima
A cualquier persona, desde el niño hasta el anciano, le resulta agradable cuando alguien lo halaga o reconoce sus buenas actitudes, en lugar de ser acusado o reprimido constantemente por aquello que no hace bien.
En el caso de los adolescentes, esto tiene suma importancia, pues de su autoestima dependerá la formación de su carácter y la fortaleza de su personalidad cuando se convierta en adulto. Cuando sea el adulto responsable que usted desea. Tenga presente que las palabras hirientes o humillantes dañan la autoestima de cualquiera.
De manera que es bueno hacerle saber a su hijo adolescente cuánto gusto siente usted cuando él hace cosas buenas. Así como necesita saber cómo se siente usted cuando hace algo incorrecto, es fundamental que sienta que su progenitor aprecia su actitud positiva.
Por ejemplo, en lugar de un simple “gracias” cuando el adolescente se digna a ayudar en alguna tarea de la casa, recuerde decirle cuán orgulloso está de que ayude con las actividades hogareñas.
Déjelo ser…
Por último, a manera de conclusión pero no menos importante, tenga siempre presente que su hijo no es usted, que puede o no ser como usted en el futuro, pero eso no es lo fundamental. Lo que verdaderamente importa es que su hijo se convierta en un adulto feliz, responsable y de provecho.
Para ello, permítale sus períodos de rebeldía, pero con mesura. Permítale sus “locuras”, pero con conciencia. Recuerde que usted también fue adolescente una vez.
Ya lo decían los versos del poeta nicaragüense Rubén Darío: “Juventud, divino tesoro, / ¡ya te vas para no volver!/ Cuando quiero llorar, no lloro…/y a veces lloro sin querer”.
Es cierto, es una tarea difícil, pero no imposible. Millones de generaciones así lo han demostrado. Esta no tiene por qué ser diferente. ¡Suerte!
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud: antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: «No tengo en ellos contentamiento» Eclesiastés 12:1
«PARA IR A LA PRIMERA PARTE DE ESTA SERIE, PRESIONA AQUI…”