DIOS MANDA A SUS ÁNGELES PARA PROTEGERNOS
Hace poco tiempo en una prisión de Perú llamada “El Penal de Lurigancho”, se produjo un suceso muy extraordinario que me impactó bastante y se las contaré a continuación:
Dentro de las prisiones que se encuentran en el Perú se han creado muchas iglesias a razón de que los misioneros de este país están llevando la palabra de Dios a los presos como Dios nos lo manda en su palabra.
Las predicaciones en medio de las cárceles han sido de mucha bendición pues muchos se han convertido al Señor allí y hasta algunos luego de cambiar completamente su vida hoy le sirven a Dios y le dan la gloria por salvarlos en la cárcel.
Existen dentro de esta cárcel lugares muy peligrosos, pues está dividido en diversos pabellones; uno de estos pabellones casi no es transitado por ninguna persona, pues en aquel lugar están muchos de los prisioneros más peligrosos y generalmente cuando alguien se atreve a pasar por esa zona es asaltado y cruelmente golpeado; cierto día uno de los pastores tenía que dirigirse a un pabellón que estaba bastante lejos al pabellón en el que se encontraba y para llegar allá tenía que pasar por el pabellón más peligroso; pero este pastor no tuvo miedo, oro pidiéndole a Dios que lo proteja y decidió pasar por dicho pabellón.
Mientras este pastor pasaba por el pasadizo de aquel pabellón se percató de que habían unos prisioneros que lo estaban observando, por un segundo tubo un poco de temor; sin embargo confió en Dios y continuó su camino.
Le pareció muy sorprendente que estos hombres no le hayan hecho daño ni se le hayan acercado; y cuando llego al pabellón al cuál se dirigía se quedó pensando por un momento y se hacía esta pregunta: “¿Cómo hizo Dios para que no me hagan daño?”
Al día siguiente se encontró en otro pabellón con uno de los sujetos que estaba en ese pasadizo del pabellón por donde cruzó la noche anterior, y este le pregunto: “¿Quiénes eran esos 2 hombres grandes y fuertes vestidos de blanco que estaban a tu lado ayer?”
El pastor le respondió: Yo pase por ese pabellón sólo ayer por la noche.
El preso le respondió: Yo vi que habían 2 hombres muy altos y musculosos que estaban a tu lado, uno estaba a la derecha y el otro a la izquierda, les tuvimos miedo y por eso no te asaltamos.
El pastor le dijo: Esos fueron 2 ángeles que el Señor puso a mi lado para que me cuiden de que ustedes me hagan daño, pues ore antes de pasar por aquel lugar.
Este es un ejemplo verdadero de como Dios cuida a sus hijos, es un ejemplo de cómo se cumple la palabra de Dios la cuál dice:
“Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
12 En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón” (Salmos 91:11-13)
Vivamos con alegría y tranquilidad porque Dios nos ama y nos cuidará siempre con su maravillosa presencia y con su amor incomparable guardará nuestras vidas.
Dios mandará a sus ángeles para que nos protejan de manera que podremos decir las palabras que dijo el rey David:
“Jehová es mi pastor; nada me faltará.
2 En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
3 Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
4 Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días” (Salmos 23)
Así que no temamos predicar la palabra en ningún lugar, pues Dios nos manda predicar su palabra en las iglesias, en las calles, en los hospitales y en todo lugar posible.
Cuando estemos con Dios, él se hará cargo de ayudarnos a compartir su palabra y nos protegerá para que nada malo nos pase, pues lo que Dios quiere es que seamos misericordiosos con los demás y les llevemos la palabra de Dios.
“34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;
36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.
44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?
45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.
46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:34:46)
Dios los bendiga.