Cada vez que abro la Biblia, encuentro mensajes de amor que me llenan de esperanza. Cuando leo las Escrituras, siento que Dios me habla directamente al corazón y me hace recordar que soy alguien muy especial para Él. Hoy quiero reflexionar contigo sobre un versículo bíblico que me estremece cada vez que lo leo:
“Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe.” (Malaquías 3:17).
Este pasaje me llena de alegría y me hace sentir profundamente amado y valorado por Dios. Quizá tú también necesites escuchar hoy este mensaje para que sientas Su amor y renueves tu esperanza y tus fuerzas.
Soy un tesoro especial para Dios
Malaquías es uno de los últimos profetas del Antiguo Testamento. Sus palabras tienen un mensaje de esperanza para el pueblo de Dios que estaba pasando por un momento difícil en la historia de Israel. En medio de la adversidad, el profeta les recuerda que Dios los ama y que tienen un lugar muy especial en Su corazón. Dios les dice que ellos son Su tesoro más preciado, y que los protegerá y bendecirá.
Estas palabras también tienen una aplicación personal para cada uno de nosotros. Dios nos dice hoy que somos Su tesoro especial, que nos ha comprado con Su sangre preciosa, que nos ha perdonado y nos ha hecho parte de Su familia. Él nos ama de una manera profunda e incondicional, más allá de nuestras debilidades y errores. Él nos ve con los ojos del amor, y nos considera más valiosos que cualquier cosa en este mundo.
Pero esta bendición viene con una responsabilidad. Como hijos de Dios, debemos vivir de una manera en la que honremos Su nombre y edifiquemos a nuestros hermanos. Nuestra conversación, nuestras acciones, nuestros pensamientos deben estar alineados con Su voluntad y Su Palabra. Debemos ser luz en medio de la oscuridad y sal en medio de la corrupción. Es decir, nuestra presencia detiene la descomposición a nuestro derredor. Debemos demostrar a través de nuestra vida que somos verdaderos discípulos de Jesús, y que estamos dispuestos a seguirle aunque eso signifique renunciar a nuestras propias comodidades y deseos.
Porque si somos fieles a Dios, si buscamos Su rostro y hacemos Su voluntad, entonces Él nos considerará como las joyas de Su corona. Seremos Su tesoro especial, no solo en este mundo, sino también en la eternidad. Entonces, cuando veamos a nuestro amado Salvador cara a cara, podremos estar seguros de que Él nos recibirá con amor y nos coronará con gloria y honor.
Conclusión:
Hoy quiero animarte a recordar que eres un tesoro especial para Dios. Él te ha creado con un propósito y un plan, y te ha amado desde antes de que nacieras. No importa lo que hayas hecho en el pasado, ni lo que estés enfrentando ahora. Dios te considera como Su joya más preciosa, Su tesoro especial. Él te está llamando hoy a vivir en santidad y fidelidad, a ser un ejemplo de amor y fe para los demás. ¿Estás dispuesto a aceptar este llamado? Si lo haces, te aseguro que tu vida nunca volverá a ser la misma. Dios te bendiga y te guarde siempre.
