Señor, tu palabra dice que, si nos humillamos ante Ti y buscamos Tu Rostro, Tú sanarás nuestra tierra.
Dios Santo, ¡escucha el clamor! Mira el sufrimiento, el cruel y sanguinario tormento; la dolorosa angustia, las lágrimas, los gritos de dolor de todos aquellos que en este momento están siendo o fueron víctimas del secuestro, tanto en Colombia, como en otros países.
No tenemos palabras para explicarte, oh Dios, algo que Tú ves y conoces mejor que nosotros.
Señor, mira el dolor, la tristeza de sus familias. Mira a todas las madres sumidas en la obscuridad de la incertidumbre y la espera; las esposas que han tenido que enfrentar solas la desesperación.
Mira, Dios, a los niños y jóvenes: hijos de aquellos que han sido privados de su libertad por esas violentas y satánicas mentes criminales que solo buscan dinero y poder.
Señor, humillados ante Ti, con nuestras rodillas dobladas y nuestro rostro en tierra: ¡CLAMAMOS A TI POR JUSTICIA! ¡CLAMAMOS A TI POR LIBERTAD! ¡CLAMAMOS A TI PARA QUE CAIGAN LAS CADENAS, SE ABRAN LOS CANDADOS Y LAS PUERTAS QUE APRISIONAN A TODOS LOS QUE ESTÁN SECUESTRADOS!
Señor, levantamos nuestra mirada A TI. Sabemos que Tú estás escuchando la oración de tu pueblo desesperado porque pare ya la violencia.
¡CLAMAMOS A TI POR JUSTICIA!
¡QUE LA JUSTICIA VENGA A LA TIERRA, Y QUE TODO SECUESTRADO SEA LIBERTADO! Y QUE SU DOLOR SEA QUITADO. Y TODA HUELLA FÍSICA, MENTAL, ESPIRITUAL QUE VENGA DE ESA HORRIBLE EXPERIENCIA SEA SANADA Y BORRADA EN ELLOS Y EN SUS FAMILIAS.
Lo pedimos en el PODEROSO NOMBRE DE JESÚS.
AMÉN