Las Escrituras nos dicen que lo más grande que podemos desear es conocer y poseer es el verdadero conocimiento sobre Dios:
Así dice el Señor:
«No se gloríe el sabio de su sabiduría,
Ni se gloríe el poderoso de su poder,
Ni el rico se gloríe de su riqueza;
Pero si alguien se gloría, gloríese de esto:
De que me entiende y me conoce,
Pues Yo soy el Señor que hago misericordia,
Derecho y justicia en la tierra,
Porque en estas cosas me complazco», declara el Señor.»(Jeremías 9:23-24).
Conocer a Dios Padre es un privilegio invaluable y una bendición increíble. Jesús hace posible una relación con nuestro Padre Celestial que no encontrarás en ninguna otra creencia: un vínculo amoroso, íntimo y personal con Dios como nuestro Padre celestial.
A través de Jesús, podemos experimentar la cercanía de Dios y disfrutar de su presencia en nuestras vidas. Él nos ofrece seguridad y esperanza, sabiendo que nunca estamos solos, pues jamás nos abandonará. Por medio de la vida, muerte y resurrección de Jesús, podemos experimentar una nueva vida en él.
¿Qué te parece? Esta es una excelente noticia. Él nos da el poder del Espíritu Santo para ayudarnos a vivir nuestra fe y para inspirarnos a ser más como Él. Ahora podemos tener acceso a Dios a través de la oración, sabiendo que nuestras peticiones serán escuchadas y respondidas por un Padre amoroso.
Por lo tanto, lo más grande a lo que podemos aspirar en esta vida es una relación profunda y duradera con nuestro señor. A medida que nos acercamos más a Él, aprendemos más acerca de Su carácter y Su voluntad para nuestras vidas. Podemos confiar en Él para que nos libere de nuestras cargas y nos guíe a un lugar de verdadera paz y gozo.
Esto, amigo lector, es lo más grande a lo que podemos desear en esta vida: una vida vivida en armonía con nuestro Creador. A medida que buscamos esta relación, nos hacemos más conscientes de Su amor y gracia por nosotros, y nuestras vidas se transforman. Nuestros objetivos se vuelven más claros y nuestras relaciones se vuelven más significativas. Aprendemos a poner a Dios en el centro de nuestras vidas y a confiar en Él para que nos dé fortaleza cuando enfrentamos los desafíos más difíciles.
¡Dios te bendiga!