Reflexión: “EL NIÑO QUE SALVÓ A SU AMIGO”

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Reflexión: “EL NIÑO QUE SALVÓ A SU AMIGO”

Dos niños llevaban toda la mañana patinando sobre un lago helado cuando, de pronto, el hielo se rompió y uno de ellos cayó al agua. La corriente interna lo desplazó unos metros por debajo de la parte helada, por lo que para salvarlo la única opción que había era romper la capa que lo cubría.

Su amigo comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudía buscó rápidamente una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas.
Golpeó, golpeó y golpeó hasta que con-siguió abrir una grieta por la que metió el brazo para agarrar a su compañero y salvarlo.

A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro, llegaron los bomberos.

Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cómo aquel niño tan pequeño había sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa.
-Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene la fuerza suficiente ¿cómo ha podido conseguirlo? -comentaban entre ellos.

Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversación, se acercó a los bomberos.
-Yo sí sé cómo lo hizo -dijo.
-¿Cómo? -respondieron sorprendidos.
-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

Reflexión:
Las personas consideramos que ciertas cosas son “imposibles” no por el hecho de que realmente sean imposibles sino porque “no nos parece” que se puedan hacer.
Muchas veces no logramos hacer algunas cosas que deseamos no “A RAZON DE QUE NO PODAMOS HACERLO”, sino porque muchas veces hacemos caso a las personas que nos dicen que no podremos lograr algo.
Los cristianos tenemos que tener en cuenta de que no hay nada imposible para Dios y que tomados de su mano podemos lograrlo todo.
Sin importar lo difíciles que parezcan nuestros sueños y la multitud de personas que nos dicen que “no lo lograremos”, no tenemos que darnos por vencidos, por el contrario tenemos que hacer “oídos sordos” y esforzarnos por lograr aquellas cosas que tanto anhelamos lograr, con la confianza de que Dios nos ayudara y que con su ayuda todo lo podemos lograr, pues con la ayuda de Dios, esfuerzo y mucha dedicación no hay nada imposible de lograr.
 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13)
“En Dios haremos proezas,
Y él hollará a nuestros enemigos” (Salmos 60:12)

Hoy te animo a confiar en el Dios todo poderoso que tienes, ese mismo Dios que ayudo a Gedeón para que derrote ejércitos, ese mismo Dios que ayudó a que el rey David mate al gigante, ese mismo Dios que ayudo a Moisés a sacar al pueblo de Israel de la esclavitud, ese mismo Dios que ayudó a que Josué con su pueblo tomara Canaán, ese mismo Dios que derribo los muros de Jericó, ese mismo Dios que hizo maravillas con la vida de Elías, etc.
Pues todos ellos tuvieron al mismo Dios que tienes tú y con este mismo Dios puedes lograr grandes cosas pues nuestro Dios sigue siendo tan omnipotente como lo fue en la antigüedad.
Nuestro Dios hizo, hace y seguirá haciendo grandes milagros y puede hacer esos grandes milagros con nuestras vidas solo si nosotros nos atrevemos a creer y confiar en su inmenso poder.

A la persona que lee esto le digo en este día:
Tú tienes que dejar de oír los comentarios negativos que te dicen las demás personas, mejor oye lo que te dice Dios y Dios quiere que sepas que “SI PUEDES LOGRARLO”, esfuérzate y podrás ver realizados tus sueños.
No temas sin importar lo difícil que parezca lograr tus sueños, pues Dios te quiere ayudar a lograrlo y con su ayuda lo podrás, ten presente que en Dios eres más que vencedor y que será Dios quien te dará más fuerzas, para seguir luchando hasta que veas todos tus sueños cumplidos.
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10)
Dios quiere que te esfuerces como Josué y lograrás ver como se realiza lo que has anhelado al igual que él lo hizo.
 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos” (Josué 1:6)

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