Sueña porque el sueño es la capacidad que Dios nos ha dado de imaginar y crear, qué bonito es cuando a nuestra mente llegan imágenes de haber alcanzado aquello que tanto anhelamos. Graduarnos, comprar una casa, tener dinero o simplemente ayudar al prójimo son algunas de las metas que se propone el ser humano, pero ¿cómo lograrlo?
Lo primero que debes hacer para fijarte un objetivo es anhelarlo con todo tu corazón, recuerda los sueños no tienen ningún tamaño o medida en específico, las limitaciones están en tu mente «Encomienda a Dios tus obras, y tus pensamientos serán afirmados» (Proverbios 16:3). Una vez que estés seguro de lo que quieres debes orar a Dios para hallar victoria.
Recuerda, todo lo que somos es gracias a Jesús, así como depositas tus cargas en él confía también tus anhelos, sin él nada somos. Para Dios nada es imposible, la clave está en dominar tus emociones, tener fe y agradecer por todo lo que se nos ha concedido.
Sueña, pero presenta tus sueños a Dios
Lo primero que tienes que hacer si quieres que Dios convierta tus sueños en realidad es presentárselos. Habla con Dios sobre tus sueños y hazle saber lo que hay en tu corazón.
En cada oración, abre tu corazón para revelarle a Dios lo que estás soñando. Libera tus emociones y cuéntale cómo esperas que tus sueños impacten en tu vida. Él ya lo sabe, pero dile cuáles son tus esperanzas, temores y deseos.
Incluso si no sabes exactamente cómo Dios puede hacerlo, cuéntale tus sueños a Él de todos modos. El Espíritu Santo está ansioso por tomar esos sueños y convertirlos en oraciones que Dios pueda responder.
Convierte tus sueños en oraciones.
Cuando presentas tus sueños a Dios, no solo estás hablando con Él, también estás orando. Orar es simplemente hablar con Dios. Cuando oras, abres tu corazón y le dices a Dios lo que hay en él.
Soñar en grande no significa que debas ignorar los detalles. Sé específico cuando presentes tus sueños a Dios, y pídele que te ayude a verlos realizados. Pídele la fuerza para perseverar, la sabiduría para saber qué hacer y el valor para soportar los obstáculos que tendrás que superar.
Si has soñado con un objetivo concreto, pídele que te guíe para conseguirlo. Si tienes un deseo, pide a Dios que te ayude a encontrar las personas y los recursos que necesitas para hacerlo realidad.
Y lo más importante, termina siempre tus oraciones con una acción de gracias. Tanto si puedes ver lo que has soñado inmediatamente como si no, agradece a Dios su poder y su promesa.
Conclusión
La pasión es una fuerza de la naturaleza. Surge y se hincha dentro de nosotros, barriendo nuestras defensas y derribando los muros que construimos contra ella. Los sueños son un regalo de Dios, pues él pone en nuestro corazón tanto el querer como el hacer.
Debes estar dispuesto a recibir de Dios, tienes que esperar a que tus sueños se hagan realidad. Cuando presentas tus sueños a Dios, también estás orando, platicando sobre tus planes con tu Padre.
Puede que Dios haga realidad lo que has soñado de una forma que no esperas, pero Él los responderá. La oración es simplemente hablar con Dios, y cuando oras, le estás pidiendo a Dios que te ayude a realizar tus sueños.